La ministra de Justicia, Cecilia Pérez Rivas, dispuso la instrucción de un sumario administrativo y la separación del cargo de la médica de la Penitenciaría Regional de Coronel Oviedo, identificada como Giselle Lezcano Rivas.
La médica queda a disposición de la Dirección General de Talento Humano mientras dure el presente proceso disciplinario. De encontrarse indicios de mal desempeño en sus funciones, el Ministerio de Justicia no descarta remitir los antecedentes al Ministerio Público.
El hecho guarda relación con el otorgamiento de la prisión domiciliaria a Víctor Brítez Aranda, conocido como Chapalo, por parte de una jueza penal de Garantías, Ninfa Torres, con base en informes médicos que recomendaban que el mismo sea tratado en un centro asistencial por presuntos problemas de salud.
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El otorgamiento de esta medida, presuntamente irregular, fue dejado sin efecto por la propia jueza horas después, informó el Ministerio de Justicia.
Esta situación, alertada por el Ministerio de Justicia, le valió una suspensión por parte de la Corte Suprema de Justicia, así como la remisión del caso al Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM).
El caso
Víctor Brítez Aranda había sido condenado en el 2017 a 26 años por narcotráfico y a tres años por lavado de dinero. Estaba cumpliendo su pena en la Penitenciaría de Coronel Oviedo, Departamento de Caaguazú.
La magistrada Ninfa Torres fundamentó su disposición en que el hombre supuestamente deberá someterse a una cirugía. Tras las críticas por su decisión y la intervención de la Corte Suprema de Justicia, la misma magistrada retiró el oficio.
El hombre pasó de ser un secretario del narcotráfico en el 2003 a escalar y acumular un patrimonio importante, hasta convertirse en un jefe narco o patrón, según el Ministerio Público.
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Chapalo estableció una poderosa estructura dedicada al tráfico de cocaína boliviana con destino al Brasil, con un promedio de envío de 500 kilos por mes, además de ser conocido por su fanatismo al colombiano Pablo Escobar, cuya conducta imitaba.
Brítez contaba con varias propiedades en Ciudad del Este, Presidente Franco y una estancia en Paraguarí, donde acopiaban cocaína en grandes cantidades.
Además, tenía una lujosa residencia en el Paraná Country Club, valuada en aproximadamente USD 3 millones. También contaba con un edificio de cinco pisos, totalmente espejado, y otro edificio de siete pisos en etapa de construcción.