¿Estamos cerca de la justicia? Lastimosamente, considero que en los casos de asesinato, violencia y vulneraciones, lo que se consigue es una justicia agridulce, porque no se devuelve en la misma proporción. También —lo considero así— porque en muchas de las causas, la pesadilla de buscar justicia dura demasiado tiempo.
Dos casos que la semana pasada estuvo en boca de muchos hoy me hacen pensar en eso.
Por un lado, tenemos la condena a 23 años y 6 meses de los sicarios y los que le siguieron al fiscal antidrogas Marcelo Pecci, quien fue asesinado en Colombia, el pasado 10 de mayo. En un mes, ya hay condena porque así lo permite la legislación colombiana mediante un proceso abreviado, puesto que los culpables aceptaron los cargos.
Hay una frase que había dicho el padre del agente: “Yo creo en la Justicia, pero ¿quién me devuelve la vida de mi hijo? Nadie”.
Lastimosamente no hay vuelta atrás en esta situación. Desgraciadamente se perdió una vida. Por más de que en muy poco tiempo ya hubo condena, esta justicia tiene un sabor agridulce. Además, todavía quedan más por ser atrapados.
Mismo caso ocurre con el crimen de la pequeña Vivian Paredes Zanotti, de 3 años, quien fallecía un día como ayer, hace seis años, en manos de agentes de la Senad, en un operativo fallido en una propiedad donde los abuelos tenían plantaciones, en la ciudad de Nueva Italia.
En este caso, se tardaron seis años para iniciar el juicio oral, por las incontables dilaciones que presentaban las defensas de los acusados. Lastimosamente, eso permite nuestra legislación. Los abogados inclusive ya recibieron sanciones pecuniarias por las chicanas e igual así se siguió dilatando.
“Después de muchísimas chicanas, después de 6 años de lo que le pasó a mi hija, se consiguió el juicio, ojalá que haya una condena ejemplar y por lo menos me vaya a la tumba de mi hija para decirle que se hizo justicia. Digo justicia, porque mi hija jamás va a volver”, decía Miguel Paredes, el padre de la niña.
Seguro ustedes recordarán también la frase célebre del pensador romano Séneca: “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”. Esta expresión se convirtió hoy en la frase: “Justicia que tarda no es justicia”.
Y realmente muy de cierto tiene esta oración, que hoy describe la realidad de muchos que esperan descansar del proceso judicial, luego de haberse animado a denunciar o luego de haber perdido algo o a alguien.
El Semanariouniversidad.com relata un hecho que dejó un precedente en Costa Rica. Una niña, a los cinco años, denunció que su abuelastro abusaba sexualmente de ella, pero el proceso para llegar a juicio ya llevaba más de tres años.
El juzgamiento debía iniciar en febrero del 2018, pero por una huelga de empleados a mitad de año todavía no se realizaba. La pequeña entonces hizo una carta a la Sala Constitucional, la cual motivó a que los magistrados den inicio al juicio y se obtenga en octubre de ese año una condena de 14 años.
¿Cuántos casos en materia penal hoy están pendientes de resolución también en nuestro país?, que por diferentes causas la mora se volvió una normalidad que acompaña los procesos.