“Siempre soñé con actuar en París, y volver aquí es maravilloso”, declaró a la AFP el actor, de 58 años, a su paso por la capital francesa para promocionar la película.
La última vez que Reeves rodó escenas en París fue hace más de 35 años, para un proyecto totalmente diferente: Las amistades peligrosas de Stephen Frears, una historia de amor pasional en la Francia del siglo XVIII.
Desde entonces, Reeves tomó un rumbo cada vez más orientado hacia los thrillers, primero con la franquicia Matrix, ahora con el brutal pero elegante John Wick, un asesino a sueldo que en esta nueva entrega se dedica a aterrorizar a los turistas en lugares como Montmartre o el Arco de Triunfo.
“Me encanta una buena película de acción”, confiesa.
“Poder filmar en frente del Sagrado Corazón, en Montmartre, rodar durante la noche en las calles... todo eso fue muy especial”, aseguró.
“Utilizamos tecnología digital, pero nos gusta más el movimiento visceral de los cuerpos, la violencia, en carne y hueso. Es casi como un ballet”, afirma.
El argumento inicial de la primera película John Wick (2014) parecía anodino: un asesino que decide vengar la muerte de su perro.
Pero el papel y los giros de la historia se convirtió en uno de los más exitosos de Reeves.
El que fuera el doble de Keanu Reeves en Matrix, Chad Stahelski, tomó las riendas de la franquicia John Wick.
“El rol en ‘Matrix’ fue fantástico, una experiencia que me cambió la vida cuando era joven. John Wick es más para mi edad madura, para mis 50s”, explica Reeves.
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Reeves empezó muy joven en la televisión canadiense, y saltó a la fama con My Idaho privado (1991), con su cómplice, el actor River Phoenix (que murió después).
Ahora, al borde de los 60 años, ¿quizás llegó el momento de aparcar todas esas escenas tan arriesgadas?
"¡Me estoy acercando!” reconoce Reeves. ¿llegué al límite? Pues no lo sé”, añade.
“Lo que hacemos no es fácil... Necesito entrenar durante meses antes de lograrlo. Necesito un montón de especialistas, y un director que tenga la visión necesaria para crear las imágenes, el diseño, la música, la ropa...”, confiesa.
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John Wick se inspira básicamente de las películas clásicas de acción de Hong Kong, con toques de Hollywood y del cine negro europeo.
En opinión de Reeves, la tensión interna del personaje, más allá de sus alocadas cabriolas, es lo que mantiene a la audiencia enganchada a la serie.
“El hombre John Wick y el asesino John Wick... casi parecen rivales, pero en realidad están conectados”, asegura.
“Ese juego, esa tensión creo que son fascinantes”, afirma.