03 jun. 2025

Kiev vuelve tímidamente a la vida similar a la normalidad

En el parque Fomine en el centro de Kiev hay una larga fila para sacarse fotos bajo las magnolias que acaban de florecer. Un soldado ucraniano pide a su mujer y sus dos hijos que “¡Sonrían!” bajo la mancha de flores moradas.

Después de 51 días de guerra los habitantes de Kiev aprovecharon que el viernes fue el primer día soleado de la primavera para pasear por el parque o para tomarse un trago en una terraza, para darse un paréntesis y tener una vida casi normal. Esquivando los coches de niños, los patinetes y las bicicletas, Nataliya Makrieva, de 43 años, recorre el paisaje tomada del brazo con su madre y no logra creerlo.

“Es la primera vez que volvemos al centro de la ciudad, queríamos ver cómo funcionaban los transportes, estar un poco con la gente. Ver a tanta gente me hace muy bien”, contó la veterinaria que sacó sus gafas de sol.

Tumbado en el césped que combina con su uniforme, un soldado fuma en su pipa y mira el cielo azul. Hay 21º y sus compañeros, dos gemelos, se treparon en el nogal que está en flor.

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“Es la primera vez que podemos respirar en más de un mes en Irpin y Gostomel y vinimos aquí para aprovechar el lindo día”, explica uno de los gemelos uniformados, Dmitro Tkatchenko, de 40 años, que es veterano de la guerra en Donbás en 2015.

Sentada en un banco, como lo hace a diario, Ana Grichko, que en un mes cumplirá 83 años, se deleita al ver el espectáculo de la vida. “Hoy la gente quiere olvidar que hay una guerra. Pero pronto habrán de nuevo bombardeos y sirenas de alarma y vamos a tener que escondernos”, dice la anciana, que pasa en una fracción de segundos de la risa a las lágrimas. Después de tres semanas de relativa calma, dos ataques rusos golpearon el viernes y el sábado dos complejos militares en las cercanías de Kiev. Desde hace días, el Kremlin amenaza con intensificar los ataques contra Kiev.

Las barreras antitanques fueron guardadas al lado de las carreteras. En los puntos de control sigue habiendo sacos de arena y bloques de cemento, pero en la mayoría ya no hay soldados apostados.

Los paneles de advertencia ya no difunden consignas de seguridad ni mensajes destinados a los invasores rusos o a los temidos infiltrados, sino que transmiten video patrióticos. El balance de pérdidas materiales en la ciudad sigue siendo bajo. Según las autoridades, 100 edificios Fueron destruidos o golpeados por los ataques rusos entre el 24 de febrero y el 22 de marzo, fecha de la última incursión aérea dentro de la ciudad.