Con esta decisión, tomada en una reunión preparatoria de la comisión militar central del Partido norcoreano de los Trabajadores, Pionyang da marcha atrás tras haber amenazado la semana pasada con volver a enviar tropas a la frontera desmilitarizada entre las dos Coreas y con reiniciar “todo tipo de ejercicios militares”.
La cúpula militar del régimen “evaluó la situación actual y suspendió los planes de acciones militares contra el Sur”, según recogió la nota publicada este miércoles por la agencia estatal KCNA.
El encuentro, que tuvo lugar la víspera, fue presidido por Kim Jong-un, quien ocupa los cargos de presidente del Partido de los Trabajadores y de la comisión militar central, y sirvió de preparativo para la V reunión de dicho órgano, que se celebrará en una fecha indeterminada.
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Como muestra de este cambio de dirección, horas después del anuncio, el ejército surcoreano informó que oficiales norteños comenzaron a retirar los altavoces de propaganda que habían reinstalado pocos días frente a la frontera.
A su vez, ni el principal diario norcoreano, el Rodong, ni la agencia estatal KCNA publicaron hoy artículos críticos con el Sur, al tiempo que webs controladas por el régimen como Meari o DPRK borraron de sus archivos todas las piezas que censuraban la actuación del Gobierno de Seúl.
La decisión anunciada este miércoles por Kim supone un nuevo y sorpresivo giro en la escalada de tensión en la península, motivada, según Pionyang, por el envío al Norte de globos con panfletos propagandísticos por parte de activistas desde el Sur.
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Como represalia, el régimen destruyó el pasado día 15 la oficina de enlace intercoreana, y a continuación rechazó todo diálogo con el Sur y anunció que remilitarizaría puestos fronterizos que permanecían sin presencia de tropas en virtud del pacto firmado por Seúl y Pionyang en 2018 para avanzar en el deshielo.
Pionyang también anunció que prepara el envío al Sur de 12 millones de panfletos con propaganda anti-surcoreana a modo de réplica por la llegada a su territorio de envíos similares desde el Sur.
Aunque estos envíos vulneran técnicamente el pacto bilateral de 2018, los analistas consideran que se trata de una excusa del Norte para volver a endurecer su postura y presionar para poder negociar el rebajamiento de sanciones que pesan sobre el país, tras no haberlo logrado en la fracasada cumbre de 2019 entre Washington y Pionyang.