La alpaca fue extraída en un remolque el martes por la mañana de su granja en Gloucestershire, en el suroeste de Inglaterra.
La justicia británica había decidido el destino del camélido al rechazar, el 18 de agosto, el último recurso de su propietaria, Helen Macdonald, para suspender la orden de sacrificio y poder salvar al animal.
Cuando fue importada de su país natal, Nueva Zelanda, hace cuatro años, la alpaca de pelo negro fue sometida a cuatro pruebas cutáneas que resultaron negativas en tuberculosis bovina.
Sin embargo, en el Reino Unido se le sometió a dos análisis de sangre y a una prueba cutánea, todos ellos positivos, lo que llevó a las autoridades a ordenar su sacrificio.
Macdonald denunció falsos positivos y pidió una nueva prueba, que fue rechazada a principios de agosto por la Alta Corte de Londres. El tribunal se negó entonces a suspender la orden de sacrificio.
El destino de la alpaca provocó conmoción en el Reino Unido, donde llegó a organizarse una manifestación frente a la residencia oficial del primer ministro, Boris Johnson, para pedir que fuera salvada.
“Evidentemente, es muy angustioso para cualquier persona ver a los animales afectados por la tuberculosis, y es una situación a la que desgraciadamente tienen que enfrentarse los ganaderos”, declaró el martes un portavoz de Johnson, expresando su “simpatía por Helen Macdonald y por cualquier otra persona afectada por esta terrible enfermedad”.
Más de 140.000 personas habían firmado una petición pidiendo que se salvara a Gerónimo, que también recibió el apoyo público de Stanley Johnson, el padre del primer ministro.