La compatriota reside en España y llegó el miércoles por la mañana a Paraguay para pasar las fiestas de fin de años con su familia. Pero, para su sorpresa, retuvieron a Sansón, un conejo que la acompaña por recomendación médica, debido a que sufre de trastorno de ansiedad generalizada.
“Ella viene cumpliendo 48 horas de estar apostada en la vereda, pasó la peor Navidad, como ella dice, y lo más triste fue la desesperación del día de hoy, cuando ella ingresa a ver su mascota que se encuentra en el depósito”, dijo su abogada Edith Ortiz.
La representante legal comentó que Melissa envió por correo desde España todas las documentaciones requeridas para traer al conejo que la acompaña diariamente como apoyo emocional.
Sin embargo, aparentemente hubo un “teléfono cortado” y el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal alegó que no cumplía con las documentaciones, y dejó al animal bajo resguardo, informó Telefuturo.
Aunque afortunadamente la compatriota pudo recuperar a su mascota en la madrugada de este miércoles, pasó días de angustia y tuvo que contratar a una abogada para que la ayudara a destrabar el inconveniente.
En sus redes sociales, Melissa relató las peripecias que sufrió desde que llegó a Paraguay a las 7:30 en plena Navidad.
Comentó que Sansón es un conejo doméstico de 5 años de edad que tiene todas las documentaciones al día como pasaporte, desparasitación, vacunas, certificados de salud y permiso de exportación expedidos por el Reino de España y por el Colegio de Veterinarios de Madrid, que certifican su sanidad, y que cumple con las normativas para su ingreso a Paraguay y otros países de Latinoamérica.
Retuvieron a un conejo por problemas administrativos, en el aeropuerto Silvio Pettirossi. La propietaria expresó su impotencia, teniendo en cuenta que las documentaciones fueron enviadas con anterioridad desde España.
— Telefuturo (@Telefuturo) December 27, 2024
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Cuando llegó al Aeropuerto Silvio Pettirossi le retuvieron a Sansón con el argumento de cuestiones de sanidad, pero Melissa denunció que no le dieron mayores explicaciones para facilitar su liberación y le ofrecieron solo dos opciones: Sacrificarlo –a pesar de estar sano– o enviarlo de vuelta a España.
Ni siquiera la dejaron alimentarlo y el animal quedó en una jaula en el depósito junto a mercaderías. Esto significó para Melissa 48 horas de prácticamente no comer ni dormir, además de un daño psicológico.