Arqueóloga Universidad de Hamburgo (Alemania)
Cuando Branka Susnik llegó al Paraguay, el 1 de marzo de 1951, para ponerse al frente del Museo Etnográfico Andrés Barbero, luego del fallecimiento de su anterior director, el científico alemán Max Schmidt (1874-1950), la arqueología solo había tenido un tímido y tenue desarrollo a nivel local. Los hallazgos arqueológicos reportados en el país eran más bien vistos como curiosidad, si bien algunas conclusiones e interpretaciones fueron aventuradas por Moisés Bertoni, Friedrich Mayntzhusen y, bajo una mirada mucho más crítica, por el propio Max Schmidt.
Estas miradas se encontraban alineadas con la metodología arqueológica de la época, todavía altamente influenciada por la arqueología clásica europea, e intentaba abrirse camino hacia un enfoque americanista, lo cual es bueno mencionar al analizar estos aportes, ya que puede notarse en el lenguaje y la terminología utilizada en las publicaciones.
El 28 de marzo de 2020, se cumplieron 100 años del nacimiento de Susnik, figura fundamental en el estudio de las ciencias sociales y humanas en Paraguay. Nacida en Eslovenia, pero naturalizada paraguaya, incursionó en la historia, la antropología, la lingüística, la etnografía y la arqueología. Con una tremenda voluntad y consagración total a sus estudios, se dedicó a recorrer y sacar a la luz ese Paraguay desconocido e ignorado para la época. Si bien sus aportes en el área de la antropología son siempre los más destacados, no se puede olvidar su invaluable trabajo en el campo de la arqueología.
Susnik retomó lo iniciado por Schmidt y, a partir de 1956, realizó viajes al Chaco, enfocándose en el estudio de los montículos o conchales de la ribera del río Paraguay en las inmediaciones de Puerto Guaraní y de Bahía Negra. Identificó también sitios guaraníes en la Región Oriental y se dedicó al estudio y sistematización de los hallazgos, trasladándolos a la sede del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Desde este lugar, comenzó a publicar sus observaciones y sus conclusiones tanto en revistas científicas nacionales e internacionales, como también en forma de monografías. Estos viajes de estudio arqueológico hoy estarían catalogados más bien como de identificación de sitios y no como campañas arqueológicas extensas, sin embargo, esto no los hace menos importantes.
UN APORTE FUNDAMENTAL
¿Cuál fue el aporte esencial de Branislava Susnik a la arqueología paraguaya?
Para entender y analizar esto, debemos partir de la base de que la arqueología nunca tuvo un desarrollo “formal” en el Paraguay. Hasta el día de hoy, no existe una carrera o licenciatura que forme a profesionales, si bien la cátedra de Arqueología se encuentra dentro de la malla curricular de la carrera de Historia.
Susnik fue docente de la cátedra de Arqueología y Etnografía Americana en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción. Editó textos destinados a la enseñanza universitaria tales como Apuntes de Arqueología y Etnografía Americana y el Manual de Etnografía Paraguaya, que figuran entre los primeros de ese tipo en el país.
Quizás el aporte más resaltante de Susnik en el campo arqueológico, disciplina que no tuvo su principal atención como su trabajo antropológico, justamente por su visión predominante de antropóloga y etnóloga, fue mirar al objeto arqueológico más allá de su dimensión material y utilitaria, como un canal para comprender a la propia sociedad de la cual provenía, especialmente teniendo en cuenta a los grupos étnicos actuales, descendientes en algunos casos de aquellos que dejaron la evidencia arqueológica, enfatizando su carácter de culturas vivas y no solo de sociedades olvidadas en el tiempo; es decir, comprender el pasado a través del presente y definir el impacto del pasado en las circunstancias del presente. Este abordaje está en cierta forma alineado con los postulados de la arqueología pos-procesual o nueva arqueología, aunque tiene sus limitaciones cuando no cuenta con el suficiente respaldo de la evidencia arqueológica y el estudio contextual de los sitios. Se aventuró a desarrollar hipótesis sobre patrones migratorios y de dispersión de los grupos étnicos, los cuales aborda en Dimensiones migratorias y pautas culturales de los pueblos del Gran Chaco y de su periferia: enfoque etnológico (1972) y Dispersión Tupi-Guaraní prehistórica. Ensayo Analítico (1975), así como en otros documentos.
Para su análisis de la prehistoria, dividió al país en varias regiones o complejos como los denominó, identificando así diferencias en la materia prima, la composición y la tipología del material arqueológico de acuerdo con su procedencia, reconociendo las variaciones regionales existentes que se encontraban íntimamente asociadas a las estrategias económicas y la organización social de los grupos humanos que habitaron el Paraguay. El depositario de todo el valioso material colectado durante años de intenso estudio es hasta hoy el Museo Etnográfico Andrés Barbero.
El trabajo arqueológico de Susnik no debe ser visto como definitivo y final para entender la arqueología paraguaya, sino todo lo contrario. Su obra debe seguir siendo analizada de forma pormenorizada, sus hipótesis deben ser sometidas a escrutinio bajo los preceptos de la arqueología moderna y a la luz de nuevas evidencias arqueológicas.
Sin embargo, sí, debe ser valorado y considerado, quizás, como la base de los estudios arqueológicos en el Paraguay, expandidos especialmente en la década de 1980 por el arqueólogo paraguayo José Antonio Gómez Perasso (1956-1994), quien utilizó los trabajos de Susnik como referenciales e introdujo la aplicación del método arqueológico moderno en el estudio de contextos arqueológicos paraguayos.
EVOLUCIÓN DE LA ARQUEOLOGÍA EN EL PAÍS
Desde entonces, el desarrollo de la arqueología, como ciencia en nuestro país, ha sido lento y aún busca afianzarse y tomar relevancia, pasando por periodos más productivos y destacados y otros de grandes silencios. Mucho de esto tiene que ver una realidad: no es posible estudiar la carrera a nivel local. Por este motivo, los pocos profesionales formados en el área lo han hecho en el extranjero, sin quitar el mérito a quienes han ejercido la profesión con total vocación y de forma autodidacta.
El aporte de Susnik y las reflexiones alrededor del mismo en su centenario, especialmente en lo que concierne a la arqueología en Paraguay, abre una oportunidad para que este tema adquiera relevancia, desmitificando ciertas ideas que impregnan el imaginario colectivo sobre nuestra identidad nacional e incluso representa una responsabilidad para los arqueólogos paraguayos a construir un panorama profesional claro y sólido, que permita el desarrollo de investigaciones serias y criteriosas.
Definitivamente, sin su trabajo, seguiríamos desconociendo una enorme parte de nuestro pasado y no contaríamos con una gran cantidad de información que con seguridad se hubiera perdido en el tiempo. El reconocer, leer, analizar, discutir y difundir su obra, es el mejor homenaje que podemos hacerle por su centenario.