Es una noche triste, Paraguay acaba de perder a uno de sus grandes tesoros nacionales, el profesor Blas Servín, palabra mayor cuando de Astronomía se trata y un incansable educador que no tuvo reparos en compartir el saber que acumuló en los años que le tocó vivir en este planeta.
“Somos polvo de estrellas”, decía constantemente y pasando la medianoche de este jueves, volvió a ellas, a su esencia, al Cosmos que amaba y dejó atrás la Tierra para ser parte del concierto de astros.
Uno de sus alumnos compartió la triste noticia. “Con dolor en lo más profundo del alma, me toca anunciar el fallecimiento del querido profesor Blas Servín, poco antes de la una de la madrugada, tranquilo en su casa, acompañado por sus familiares, con la alineación de Júpiter, Marte y Saturno, presente en el cielo”, escribió en un grupo de astrónomos aficionados, Nicolás Maslof.
“Para los guaraníes, el Tapecue era el antiguo camino por el que llegaron desde el espacio sus ancestros y al que algún día volveríamos por ahí”, contaba el Profe Servín señalando la Vía Láctea que se deja ver por estos lares a medida que avanzan los días frescos. Esta noche, probablemente, él mismo siguió el Tapecue para reencontrarse definitivamente con las estrellas.
Su pasión por la astronomía guaraní estaba guiada por la sensibilidad que lo caracterizó siempre y con la que supo ganarse amigos y cercanos colaboradores que lo seguían con los telescopios a donde sea.
Hijo, hermano, esposo, padre, abuelo, bisabuelo... Este recuento de roles habla de la vida plena que tuvo el Profe Servín a lo largo de sus 69 años; el 18 de octubre habría cumplido las siete décadas.
Su carisma y conocimientos le abrieron tantas puertas como corazones. Supo ganarse el respeto y la admiración de diferentes generaciones y en su rol de educador le dio alas a miles de niños, jóvenes y adultos que cayeron bajo el encanto de la ciencia que el Profe ofrecía de a sorbos con tal sencillez que difícilmente se podía rechazar.
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“Nació en Piribebuy en el año 1950. A través del estudio y sacrificio, con apenas pasados 20 años, se convirtió en diplomático ante el Vaticano en Roma; vivió en Brasil, Italia, Francia, Venezuela; fue animador de fiestas; fue especialista en tecnología, empresario, investigador y, en las últimas décadas, especialmente conocido como profesor de astronomía, sin duda el máximo exponente y difusor de esta ciencia en el Paraguay, y me atrevo a decir, que no existe en el país otra persona, en cualquier rama, que haya educado a tantos alumnos como él”, recuerda Masloff en su sentido homenaje al Profe, como lo llamaban de cariño.
Desde hace décadas dictaba talleres de astronomía y con sus enseñanzas fueron formadas las nuevas generaciones de astrónomos aficionados.
Su labor fue reconocida y homenajeada por diferentes organismos nacionales e internacionales. Desde la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) que lo nombró Embajador Turístico del Paraguay, pasando por la Agencia Espacial Paraguaya e incluso por un representante de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA).
En agosto del año pasado, el Profe Servín fue condecorado por la Cámara de Diputados con la Orden Nacional Mérito Comuneros, que se entrega a destacados representantes de la sociedad, sin duda más que merecido. Y estos son apenas algunos de los reconocimientos que recibió a lo largo de una prodigiosa carrera que quedará como un legado.
En el escenario que vivimos hoy, la familia Servín anunció lo siguiente: “Teniendo en cuenta la situación que se está viviendo en nuestro país y en el mundo, tomando las precauciones necesarias, y respetando el protocolo sanitario de las autoridades nacionales, hemos decidido que tendrá un velatorio íntimo y familiar”.
Despedir al profesor Blas Servín en medio de esta cuarentena por la pandemia de Covid-19 es más triste aún porque no podremos darle el homenaje que merece este hombre que llevó a tantas generaciones a mirar al cielo con otros ojos: los de la ciencia.