“La muerte del mariscal fue por un tiro que le dieron por la espalda”, comienza el relato de Fabián Chamorro, promotor cultural y gran conocedor de la historia paraguaya, publicado en Twitter.
Este 1 de marzo de 2021 se cumplen 151 años del final de la guerra que devastó al Paraguay.
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El relato sobre la muerte de López viene quizá a llenar un vacío de información respecto al final de quien comandó el ejército paraguayo durante el conflicto bélico más nefasto de la historia latinoamericana, la Guerra de la Triple Alianza.
Chamorro hace referencia a la autopsia practicada al mariscal Francisco Solano López, por dos médicos del ejército brasileño. La misma está fechada el 25 de marzo de 1870, y señala que lo más resaltante es que se mencionan tres heridas en total.
La primera de ellas se encontraba en la cabeza, y no revestía mucha gravedad.
Otra fue en el vientre, la cual afectó los intestinos y la vejiga. Esta herida fue muy grave, y le hubiera costado la vida en muy poco tiempo.
“El tiro de gracia fue más o menos así: López, con la mitad del cuerpo en el agua, desangrándose, y sin posibilidad de hacer ningún tipo de defensa, es rematado por la espalda con un disparo de fusil Spencer. El examen dice que la bala entró y no salió del cuerpo”, apunta el estudioso de la historia.
Fabián Chamorro agrega también que Solano López fue enterrado por un oficial de nombre Lino Cabriza, en presencia de Madame Lynch.
Cerro Corá, 1 de marzo de 1870
En cuanto a los testimonios acerca de cómo fue la muerte de López en Cerro Corá, aquel 1 de marzo de 1870, son escasos y no siempre coinciden.
Fidel Maíz, que acompañó a López, narra en sus memorias que López y su ejército llegaron al valle rodeado de cerros el 8 de febrero de 1870, “apenas con algo más de 400 hombres, reducidos a la más postración, sin ropas ni víveres, sin más esperanza que sucumbir bajo la presión del hambre y de miserias increíbles”.
El ejército brasileño, comandado por el general José Antonio Correa da Cámara, se había desplazado a la caza de López, junto a otros jefes militares como Floriano Peixoto, Francisco Antonio Martins, Silva Tavares y Silva Paranhos. López intentó contener el avance, pero nada pudieron hacer ante la superioridad numérica de los atacantes.
El general Isidoro Resquín, uno de los sobrevivientes, relata que “este último y sangriento combate en Cerro Corá duró nada menos que unos quince minutos (...); fue derrotado y vencido por completo el ejército (paraguayo), después de haber luchado cinco años, defendiendo la honra e integridad de su patria”.
En un primer enfrentamiento, el mariscal López, montado sobre su caballo, se enfrentó a golpes de espada con varios atacantes, ocasión en que fue herido de un lanzazo en el vientre por el brasileño Francisco Lacerda, el célebre Chico Diabo. También recibió un hachazo en la sien. Dos de sus oficiales lo cubrieron, para evitar que sea ultimado en ese lugar.
El coronel Silvestre Aveiro, otro de los que acompañaron al mariscal López en ese momento final, cuenta que él le pidió que lo siga para salvarlo. Se internaron a caballo en la espesura, hasta que ambos cayeron. Siguieron a pie, ayudándose, hasta orillas del Aquidabán Nigui. Se les unió el soldado Ignacio Ibarra. Fue allí donde fueron alcanzados por los brasileños. Apareció el general Cámara, quien según versiones le intimó a López a rendirse.
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Relata el general Isidoro Resquín: “Al oír el mariscal López proferir semejantes palabras, les contestó con toda la energía de un valiente que no se rendía y que estaba dispuesto a sacrificar todo por su querida patria. Inmediatamente (...) recibió con heroísmo las balas de la fuerza de Brasil, con lo que entregó su vida al Creador”. El coronel Silvestre Aveiro relata que Cámara intercambió algunas palabras con López, pero solo alcanzó a escuchar la palabra patria.
“Después en Río de Janeiro se publicó y supe que cuando fue a intimarle rendición el general Cámara, había dicho López: ‘¿Me garante lo que le pido?’ Y con la repuesta de que no podía garantizarle más que la vida, había dicho: ‘¡Entonces muero con mi patria!’, levantando su espadín”.
151 años después, se sigue discutiendo si López realmente pronunció la frase “muero con mi patria” o “muero por mi patria”.
El lugar en donde el mariscal López fue ultimado es hoy un Parque Nacional de 5.538 hectáreas, administrado por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades). El Parque fue creado por decreto del dictador Alfredo Stroessner en 1976. Está ubicado en el Departamento de Amambay, en el Noreste del Paraguay, a 494 kilómetros de Asunción y a 40 kilómetros de la ciudad de Pedro Juan Caballero, junto a la frontera con el Brasil.