“Estamos aquí para acompañarle con nuestra oración y sostenerlo con todo nuestro afecto, para expresar a Dios toda la gratitud de esta diócesis que él amó y sirvió con amor desinteresado”, proclamó el cardenal vicario de Roma, Angelo De Donatis.
El pasado miércoles, el papa Francisco pidió a los fieles de todo el mundo “una oración especial” por el papa emérito, que “está muy enfermo”, dijo al término de la audiencia general, levantando todas las alarmas sobre la posible muerte del pontífice alemán.
“Pido una oración especial para el papa Benedicto XVI que en el silencio esta sosteniendo la iglesia y recordar que esta muy enfermo y pidiendo al Señor que lo consuele y lo apoye en que este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final”, dijo Francisco.
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Siguiendo esta indicación, el cardenal De Donatis ha pedido las oraciones para “acompañar -dijo- a nuestro querido obispo emérito en el momento del sufrimiento y la prueba, invocando al Señor para que lo consuele y lo apoye en este testimonio de amor hasta el final”.
De este modo, organizó este viernes una eucaristía en la histórica San Juan de Letrán, una de las cuatro basílicas papales de Roma y antigua sede de los pontífices, a la que asistieron alrededor de 450 fieles, según sus organizadores.
En su homilía, De Donatis recordó que Ratzinger, en su segunda homilía, “Spe salvi” (Salvados en la esperanza, 2007), definía la muerte como “el momento de inmersión en un océano de infinito amor en el que el tiempo, el antes y el después, ya no existe”.
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“Cuanto así lo quiera, Dios se acercará a este hermano nuestro en el sueño de la muerte y le dirá: ‘Joseph, resurge’. Y serán Cristo y su Madre quienes lo acojan para llevarle al Paraíso, donde el sueño de una vida se convertirá en la realidad de la eternidad”, dijo el cardenal.
“Esta tarde nuestro es el deber de rezar para acompañar al papa emérito en este camino. Lo hacemos con alegría porque creo que es un momento de gran comunión para nuestra iglesia”, concluyó.
El último parte sobre el estado de salud de Benedicto XVI, de hoy, asegura que se mantiene “estable” dentro de la gravedad y ha podido asistir a una misa celebrada en su habitación en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde reside desde su renuncia en 2013.