Víctor Oxley
Técnicamente, el jazz ha evolucionado integrando extensiones armónicas y funciones tonales sofisticadas, influenciado por la música clásica europea del siglo XX. Figuras como Duke Ellington, Charlie Parker, Thelonious Monk, John Coltrane y Bill Evans han enriquecido su paleta armónica. El uso de acordes extendidos y alterados, inspirados en compositores como Debussy y Ravel, ha añadido complejidad y color al jazz. Pioneros como Miles Davis y Herbie Hancock han expandido su vocabulario armónico, abriendo nuevas posibilidades creativas.
La evolución armónica del jazz se estudia y estructura en programas educativos de muchas instituciones superiores de música. Los estudiantes reciben formación completa en teoría y técnicas avanzadas, preparándolos para innovar en el género. El Berklee College of Music, considerado la meca del jazz, destaca por su enfoque innovador y su producción de talento. Berklee no solo forma músicos excepcionales, sino que también contribuye a la evolución y difusión del jazz, manteniendo su relevancia y excelencia en la educación musical a nivel mundial. La neocategoría de berkleelización, aspiramos que describa la notable influencia del Berklee College of Music en la globalización y transformación de la música popular mediante la incorporación de elementos del jazz. Este fenómeno ha permeado diversos estilos musicales a nivel mundial, incluida la música popular paraguaya, gracias a los músicos y egresados de Berklee que han llevado consigo la riqueza del jazz a sus culturas. Fundado en 1945, Berklee ha sido una incubadora de talento e innovación en la educación del jazz, enfocándose en la práctica, improvisación y teoría avanzada. Sus egresados han difundido y adaptado el jazz, enriqueciendo la música popular global con sus complejidades armónicas, melódicas y rítmicas.
En Paraguay, la influencia de Berklee ha transformado la música popular. Músicos paraguayos formados en Berklee han integrado técnicas de jazz en su repertorio, revitalizando la guarania y la polca paraguaya con armonías extendidas, improvisaciones melódicas y ritmos sincopados. Esta fusión de las tradiciones musicales paraguayas con la sofisticación del jazz ha creado un sonido único que resuena tanto local como internacionalmente. La berkleelización ha permitido a estos artistas explorar nuevas fronteras creativas, enriqueciendo y elevando el panorama musical paraguayo a nuevos niveles de complejidad y expresión artística. El Berklee College of Music tiene una sede en el Paraguay (secreto a voces dentro de nuestra cultura musical), y aunque oficialmente no exista tal, el maestro Carlos Casch Schvartzman (nacido en Asunción, el 4 de noviembre de 1947), es un fiel representante y máximo referente de ella. En ella (lo que es decir haber estudiado con el maestro Casch) se han formado excelentes músicos, que desbordan creatividad con notable calidad musicológica. El maestro, haciendo un poco de historia y connotando solo algunos hechos (pues pueden encontrar biografías más completas buscando por internet), fue aceptado en la bostoniana Berklee (Massachusetts, Estados Unidos) para participar en un curso intensivo-avanzado de verano a principios de los años 70 del siglo XX. Esto fue así a razón de que había presentado como credenciales partituras de arreglos, composiciones y grabaciones de sus interpretaciones en guitarra, que en su autodidactismo lo habían forjado en muy buena experiencia gracias al talento y curiosidad natural que poseía. De aquel ambiente, hirviente de jazz, con grupos instrumentales con solistas regios, estaban los virtuosos grupos vocales, tan arraigados en la cultura norteamericana. Así The Swingle Singers, The Manhattan Transfer y The Singers Unlimited, este último liderado por el genio de los arreglos Gene Puerling, quien ya había ganado notoriedad con su grupo Hi Lo’s, serían una influencia muy fuerte en Schvartzman.
En un artículo escrito en el año 2003 para el Suplemento Cultural del diario ABC y titulado “La obra de Lobito Martínez: un nuevo paradigma folclórico”, comentábamos haciendo alusión a Carlos Schvartzman y su grupo Las Voces Nuevas, que “a principios de los 70, surge en el horizonte musical nacional una propuesta que, atrevida en su condición, irrumpe con decisión y conmociona nuestros aburguesados oídos; un híbrido cual centauro, no sabíamos cuál era el estatus de este nuevo ser, me refiero a ese intento de connubio entre el jazz y nuestro folclore, inteligente y hábilmente fraguado por Carlos Schvartzman”. Tanto fue que Schvartzman tuvo un notable impacto en la música paraguaya durante las décadas de los 70 y 80 con su propio quinteto vocal masculino Las Voces Nuevas (LP, grabado en los estudios ION de Buenos Aires, Argentina, con la participación de reconocidos músicos de ese país), quienes interpretaban música paraguaya tradicional con arreglos innovadores adosados de armonías modernas, de marcada jazzificación berkleeliana.
William Leavitt, guitarrista y arreglista de jazz, dirigía el Departamento de Guitarra en Berklee cuando Carlos Schvartzman estudió allí. Leavitt diseñó un programa que enfatizaba la técnica de tocar con púa, lo cual permitió a Schvartzman desarrollar una notable destreza en esta práctica, convirtiéndose en un formidable guitarrista de jazz. En sus mejores momentos, Schvartzman destacó en estilos como el bebop y el hardbop. Músicos extraordinarios y pedagogos como Herb Pomeroy, Phil Wilson, John LaPorta y Ted Pease moldearon el currículo de jazz en Berklee, dejando un impacto duradero en la educación musical. Carlos Schvartzman asistió a clases de composición y arreglos para ensamble con Ted Pease, quien es hoy una leyenda venerada por generaciones de músicos.
Carlos Schvartzman se destaca por su profundo conocimiento teórico y práctico de la armonía musical, influenciado por maestros como Lawrence Berk, William G. Leavitt y Ted Pease. Su talento creativo se refleja en numerosas composiciones originales y arreglos musicales para diversos formatos. Desde 1978, ha liderado cuartetos y, desde 1997, un quinteto de jazz con saxos/flauta, piano, bajo, batería y guitarra eléctrica, además de dirigir una mini big-band con secciones de vientos y ritmos variados. El trabajo musical del maestro Carlos Schvartzman es extraordinario, pero su labor pedagógica es más que impresionante. Ha formado a numerosos músicos, entre ellos Mario Rodríguez, un destacado bajista de la escena mundial del jazz, y el malogrado Jorge Lobito Martínez, ex becario y profesor en Berklee. Otros alumnos notables incluyen a Rolando Chaparro y Miguel Kunert. Schvartzman ha compartido escenario con renombrados jazzistas, como Barney Kessel, Phil Woods, Steve Bailey, Bill Goodwin, Robert Bowen, Tim Horner, Carlos Franzetti y Ricardo Lew. En los últimos años, Carlos Schvartzman ha ejercido una destacada labor pedagógica en varias cátedras del Conservatorio Agustín Barrios, del Instituto Municipal de Arte (IMA) y en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA), donde ha enseñado armonía, arreglos-orquestación, piano popular y jazz, y estructuras musicales modernas. Conocido cariñosamente como Casch, es una figura fundamental en la jazzificación de la música paraguaya, formando talentosos compositores, arregladores e improvisadores que han enriquecido tanto la escena local como la internacional.
Así, por ejemplo, hemos escrito en el artículo citado del año 2003, que “Lobito Martínez exploró y desarrolló a sus anchas una nueva construcción sintáctica musical, producto de un sincretismo equilibrado entre dos formas musicales que conocía en profundidad, el jazz y el folclore; el uso mesurado e inteligente de enlaces armónicos propios del jazz evidencian su buen gusto, su absoluto dominio en la técnica de la improvisación, hacen que ambos términos de la ecuación alcancen una solución óptima; nos da dos excelentes ejemplos de la riqueza expresiva de su lenguaje con las composiciones propias Juego de niños y Avy’a yavé, demuestra la riqueza estructural del nuevo paradigma absorbiendo antiguos temas clásicos del paradigma anterior, y desplegando nuevos recursos compositivos recreó nuevas composiciones dentro de su marco conceptual.
Los maestros (como nuestro reseñado Carlos Schvartzman quien obró en igual sentido y voluntad como Lobito Martínez) caen bajo un aglutinante común, la forma de entender el lenguaje musical común a ellos, su voluntad de desarrollarlo, modificarlo; en una palabra, “construirlo”. Si algo compartieron es su dedicada, segura y sólida formación musical, aparejados estos elementos con el compromiso serio de una jerarquización y enriquecimiento de la cultura y, en especial, de la música paraguaya.
Si hoy día, podemos señalar que existe este fenómeno de estilización dentro de la música popular paraguaya, basta escuchar a solistas y grupos, como Dani Cortaza, Carlos Centurión, Remigio Pereira (+), Ensamble Palito Miranda, Joaju Cuarteto, Óscar Aldama, entre muchos más, es gracias prácticamente al fruto de este talentoso músico y pedagogo sinigual como lo es el maestro Schvartzman (no quito méritos, ni oculto a otros contribuyentes de este proceso, pues los hay varios y de altura como el maestro), tanto es así que podemos decir que la berkleelización en Paraguay ha llevado a una enriquecedora fusión de estilos, donde el jazz y la música popular paraguaya actualmente se encuentran y se transforman mutuamente, y este proceso no solo revitaliza las tradiciones musicales nuestras, sino que también contribuye al vibrante y dinámico mosaico de la música global, demostrando el poder unificador y transformador del jazz. La música en Paraguay tiene un buen camino para transitar, gracias a que un guía supo ser un faro indicador preciso: el maestro Carlos Casch Schvartzman.
