Parte de la reconciliación es el examen de conciencia. Una práctica excelente para cualquiera, más aún para el dirigente, líder, emprendedor, empresario o autoridad. Es excelente porque cuando lo hacés bien, aprendés sobre vos mismo, tus carencias, tentaciones, impurezas y errores, evalúas tus relaciones, cómo impactas en los demás, cuál es tu contribución para que la gente mejore, cuáles son tus metas en la vida y como andas en tus trayectorias. Igualmente, salen a flote tus perdones, reparaciones y reconciliaciones pendientes, tus agradecimientos pendientes y tus dudas.
En el ámbito empresarial, hacer un FODA regularmente es aconsejable (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas) y esto es una versión espiritual, personal y con fuerte impacto relacional que te ayuda a situarte, actuar y planear. Aunque no vayas a confesarte, es un ejercicio valioso. Hay muchos materiales impresos, charlas, cursos y materiales de distintas clases en internet para hacerlo bien. En esos momentos es particularmente valioso el tener una buena junta, buena gente cerca de uno tuyo. Por algo los abuelos y padres rezaban para que uno tuviera buenas compañías. Es una de las sugerencias del exitoso libro “El poder de los padres que oran” de Stormie Omartian. Es imperativo que sean capaces y honestos en sus críticas o sugerencias. Preguntar a los demás es también lo que hacemos cuando nos presentamos a una elección. Suele ser muy buena práctica si, por ejemplo, ganamos 80 a 20, aprender de esa quinta parte que no cree que seamos la mejor opción. Puede que tengan razón, aunque sea parcialmente.
Lastimosamente, muchos de nuestros líderes y representantes hacen exactamente lo contrario: escuchan solo a los que los elogian, preguntan a los que van a ponderarlos y darles la razón, y su entorno está lleno de gente que hace lo mismo o que opina igual. Eso tampoco ayuda para que sean transparentes o rindan cuentas o renuncien.
En Corintios 15 encontrarán “las malas compañías, corrompen las buenas costumbres”. En Proverbios 27 leerán: “fieles son las heridas del amigo, engañosos los besos del enemigo”.
Que el Espíritu Santo nos conceda discernimiento para tener buenos consejeros y que la Semana Santa nos recuerde que Dios es fiel.