Sin embargo, también es cierto que este buen resultado no se ha traducido en una mejora igual de significativa en la calidad de vida de la población. Un hecho que muestra esta contradicción es que a partir del año 2014 Paraguay pasó de ser un país de ingreso medio-bajo a uno de ingreso medio-alto debido al crecimiento del PIB, según el indicador utilizado por el Banco Mundial para realizar la clasificación.
Es una contradicción, ya que también desde ese año se empiezan a observar estancamientos en las mejoras de algunos indicadores económicos. Un ejemplo es la pobreza monetaria que en 2014 afectaba al 27,2% de la población mientras que en 2021 al 26,9%. En 2022 se redujo a 25,5% y en 2023 a 22,7%.
Uno de los factores que está teniendo cada vez mayor impacto en la reducción de la pobreza monetaria son las transferencias monetarias, especialmente la pensión alimentaria.
En menor medida afectan positivamente los ingresos laborales. Esto debería preocupar a las autoridades, ya que el crecimiento económico no está logrando que el empleo se convierta en un medio relevante, sobre todo para reducir la pobreza adulta por la vía de las remuneraciones al trabajo.
Si se compara el ingreso laboral promedio con el salario mínimo en 2023, el promedio nacional indica que recién a partir de 31 años de edad se alcanza. Los hombres a los 28 años y las mujeres a los 34 años. Esto muestra dos hechos relevantes: Los jóvenes trabajan durante toda su juventud sin ganar el salario mínimo y casi sin cotizar a algún mecanismo de seguridad social contributiva. Pierden ellos, pero también el país porque se desaprovecha la oportunidad de que la juventud contribuya con la reducción de la pobreza y con la sostenibilidad de la seguridad social.
En términos de la trayectoria laboral, los hombres en promedio tienen un ingreso laboral medio igual o más alto que el salario mínimo en el rango de 28-58 años. Si pagaran contribuciones a la seguridad social ininterrumpidamente podrían jubilarse. Las mujeres, sin embargo, tienen ese nivel promedio en el rango 34-50 años. Tal como se definen en la mayoría de las leyes que regulan el acceso a la seguridad social, probablemente una mujer, aunque cotice, nunca podría jubilarse porque lo haría por poco tiempo.
Hay que tener en cuenta que estos son promedios nacionales afectados por la gran desigualdad vigente en nuestro país. Pocos ganan mucho y muchos ganan poco.
A los bajos niveles de ingresos laborales se agrega la inflación, que desde 2014 también ha impactado negativamente en la capacidad adquisitiva lo que ha generado una persistente reducción de los ingresos reales. Desde 2014, los ingresos laborales vienen cayendo sostenidamente hasta ubicarse en 2021 en un nivel similar al de 2012. Es decir, es casi 10 años, las familias no vieron mejorar en términos reales sus niveles de ingresos. Si tuvieron aumentos en los ingresos, estos han sido neutralizados por los niveles de inflación.
Si se consideran más allá de los indicadores vinculados a los ingresos, la situación no es mucho mejor. A pesar del crecimiento económico el empleo no se ha formalizado. Los datos oficiales indican que más del 62% de la población ocupada permanece en condición de informalidad.
Una de las consecuencias más graves es su exclusión de la posibilidad de contar con una jubilación. En la vejez, la mayor parte de la población tiene el riesgo de caer en la pobreza o de depender de algún familiar o de la pensión alimentaria. Ni las transferencias familiares ni la pensión permiten calidad de vida en la vejez.
Gracias a la política fiscal y monetaria el país goza de buena salud macroeconómica. Ese mismo interés debe tenerse en las personas, implementando buenas políticas económicas y sociales que garanticen que los beneficios del crecimiento del PIB y de la estabilidad macro se redistribuyan hacia la mayoría de la población a través del mercado laboral. Para esos objetivos no hay proyecciones pero debería haberlas.
Observación: Los periodos utilizados en las series comparables responden a la existencia de datos comparables, dado que el Instituto Nacional de Estadísticas aun no culminó las actualizaciones que se requieren luego del Censo 2022.