El texto, que fue impulsado por el Gobierno de Alberto Fernández, recibió 131 votos a favor, 117 en contra y seis abstenciones, tras una sesión que se extendió por 20 horas y durante la que multitud de personas se manifestaron, tanto a favor o en contra, a las afueras del Congreso en Buenos Aires.
El proyecto representa un fuerte cambio respecto a la situación actual —hoy solo se permite abortar legalmente si la mujer sufrió una violación o corre peligro su vida— y autoriza la objeción de conciencia de los facultativos que no quieran participar del aborto, pero siempre que deriven con rapidez a las pacientes a otros profesionales que lo lleven a cabo, informó la agencia EFE.
“Velar por la asistencia y el acompañamiento de todas las mujeres y personas gestantes que deciden interrumpir su embarazo es entender que se trata fundamentalmente de un problema de salud pública”, dijo la diputada oficialista Cecilia Moreau, en el mismo sentido en que Fernández viene pronunciándose desde la campaña electoral de 2019, cuando se comprometió a impulsar el proyecto con la principal motivación de reducir los abortos clandestinos, que ponen en riesgo la vida de las mujeres.
Un asunto controvertido en los principales partidos
Esta aprobación por parte de la Cámara Baja se da dos años después de que los diputados ya aprobaran un texto similar, con 129 votos a favor, pero quedó truncado después en el Senado, cuyos miembros representan a las provincias, algunas de ellas con perfil más conservador.
De nuevo, se estiman dificultades en la Cámara Alta, ya que aunque el oficialismo tiene mayoría absoluta (41 bancas), el aborto genera diferencias en el seno de los principales grupos políticos, tanto de la coalición gobernante como de la oposición.
“El aborto es el emergente claro de la falta de educación, de oportunidades, de las desigualdades y las violencias contra la mujer, y en lugar de resolver las causas venimos a proponer que quede en la esfera privada de la mujer la resolución del problema, ofreciéndole como única solución que pueda disponer de la vida de su hijo”, criticó Graciela Camaño, del bloque Consenso Federal.
La legisladora fue más allá y aseveró que “aunque se quieran atenuar y utilizar eufemismos”, lo que se está haciendo es “descartar una vida de un ser humano”, y eso es, a su juicio, lo que convierte la ley en “inconstitucional”.
Por su parte, Silvia Ginocchio, del gobernante Frente de Todos, consideró que para terminar con la clandestinidad, es necesario avanzar con políticas de prevención y educación sexual en todo el país.
“El aborto existe. Los que se oponen a la legalización condenan a la clandestinidad a las mujeres poniendo en riesgo la única vida que el Estado puede salvar”, señaló Silvia Lospenato, del opositor Juntos por el Cambio.
Una vez que culminó el debate por el proyecto para legalizar el aborto, los diputados comenzaron a tratar otro también ideado por el Ejecutivo, que crea el plan “de los 1.000 días”, para bajar la mortalidad, la malnutrición y la desnutrición y prevenir la violencia, promoviendo el desarrollo emocional y físico y la salud de las madres y de sus hijos hasta los 3 años.
La reacción del Gobierno
Al conocerse el resultado de la votación, la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta, aseguró que se trata de “un paso fundamental y un reconocimiento a una larga lucha que vienen llevando adelante los movimientos de mujeres” en el país desde hace años.
“Pero también es producto de la decisión política del presidente Alberto Fernández y de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que con el envío de este proyecto cumplieron con una de las promesas de campaña”, agregó.
“La decisión del Poder Ejecutivo es clara: que nunca más una mujer o una persona gestante se vea obligada a realizar un aborto clandestino y a poner en riesgo su vida o su salud; pero, a la vez, que ninguna mujer se vea en la situación de tomar la decisión de abortar en virtud de su estado de vulnerabilidad económica o social”, indicó Gómez Alcorta.
Ahora queda fijar el día en que el Senado tratará el proyecto en el pleno, algo que podrá ocurrir antes de final de año.
Obispo espera que no llegue a Paraguay
El obispo de la Diócesis de Caacupé, Ricardo Valenzuela, consideró que hay muchas corrientes “de moda” y calificó al aborto como una de ellas este viernes en Monumental 1080 AM. Dijo que “sentiría mucho” si se llega a aceptar en Paraguay.
“Nosotros ya tuvimos dos tragedias grandes, como la guerra del ’70 dejó diezmado el país, en la que había que hacer la repoblación. 150 años después se quiere hacer todo lo contrario. Sería una terrible contradicción, sería nefasto para las próximas generaciones”, acotó.
Expuso que se debería analizar bien la consecuencia que deja. “Y ojalá no lleguen esos vientos nefastos a este lado”, expresó la autoridad de la Iglesia Católica.