El papa Francisco oficiará el funeral por el pontífice emérito Benedicto XVI, el próximo 5 de enero, en la Plaza de San Pedro, informó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni. El papa emérito había decidido pasar estos últimos momentos en su estancia del monasterio en el que reside desde su histórica renuncia al papado, anunciada el 11 de febrero de 2013 y consumada el 28 de aquel mismo mes, la primera vez en seis siglos, desde tiempos de Gregorio XII.
En el mes de febrero de este año, el emérito pontífice compartía una carta, en la que expresaba cómo se está enfrentando, con paz y refugiado en su fe cristiana, a sus últimos momentos de vida en la Tierra.
“Muy pronto me presentaré ante al juez definitivo de mi vida. Aunque pueda tener muchos motivos de temor y miedo cuando miro hacia atrás en mi larga vida, me siento, sin embargo, feliz porque creo firmemente que el Señor no solo es el juez justo, sino también el amigo y el hermano que ya padeció Él mismo mis deficiencias y por eso, como juez, es también mi abogado (Paráclito)”, escribía en una primera parte el papa emérito Benedicto XVI.
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En su reflexión también agregaba: “En vista de la hora del juicio, la gracia de ser cristiano se hace evidente para mí. Ser cristiano me da el conocimiento y, más aún, la amistad con el juez de mi vida y me permite atravesar con confianza la oscura puerta de la muerte”.
Su mensaje cerraba con un enunciado de Juan al principio del Apocalipsis: “Ve al hijo del hombre en toda su grandeza y cae a sus pies como muerto. Pero el Señor, poniendo su mano derecha sobre él, le dice: ‘No temas: Soy yo...’. (cf. Ap 1,12-17)”.
Su retiro como Papa
Desde el 2 de abril de 2013, Ratzinger vivía rodeado de su “familia” vaticana, formada por su secretario, un médico, un enfermero y cuatro mujeres laicas consagradas del instituto Memores Domini, que pertenece al movimiento Comunión y Liberación, que se reparten las tareas de la casa y se ocupan de las necesidades del papa emérito.
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Benedicto XVI prometió mantenerse en silencio tras su renuncia en señal de respeto por su sucesor, aunque en algunas ocasiones ha reaccionado a algunas cuestiones de actualidad que le afectaban de algún modo.
Había salido en muy pocas ocasiones de los muros leoninos, una vez para visitar a su inseparable hermano, Georg, en el hospital, y en junio de 2020 cuando viajó hasta Ratisbona para verlo de nuevo pocas semanas antes de morir con 95 años.