El estudio de arquitectos austriaco Marte ganó la licitación europea para transformar el edificio gracias a su enfoque “aparentemente minimalista”, explicó el presidente del jurado, Robert Wimmer, en una rueda de prensa.
El Gobierno austriaco llevó a cabo una dura batalla judicial para asegurarse la propiedad de esta casa ubicada en el norte del país, con el fin de impedir que el lugar donde nació Adolf Hitler el 20 de abril de 1889 se convirtiera en un lugar de peregrinación neonazi.
El edificio de 800 m2, situado en el centro de Braunau-am-Inn, en la frontera con Alemania, será ampliado y provisto de un nuevo techo.
“Confiar el edificio a la policía es lo mejor que se puede hacer para neutralizarlo”, consideró el responsable del proyecto, Hermann Feiner.
Se barajaron varias posibilidades sobre el futuro del edificio, incluidas su demolición o una transformación radical de su arquitectura.
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Las obras costarán cinco millones de euros (USD 5,6 millones) financiados por el Estado, y concluirán a inicios de 2023.
“Será un nuevo capítulo, orientado hacia el futuro, sobre la casa natal de un dictador y un asesino en masa”, declaró el ministro austriaco del Interior, Karl Nehammer.
Tras un largo proceso, Austria se convirtió definitivamente en propietaria de esa casa en 2019, después de haber sido arrendadora durante más de 40 años. Hubo que proceder con una expropiación contra la propietaria.
Austria, anexada por Alemania en 1938, mantuvo durante largo tiempo una relación compleja con este periodo histórico.
Después de la Segunda Guerra Mundial, sus gobiernos la han presentado como “la primera víctima del nazismo”, negando la complicidad de muchos austriacos en los crímenes del Tercer Reich. Una mirada crítica comenzó a instalarse a mediados de los años 1980.