La BIAU de Asunción contempla 13 proyectos en espacios públicos y privados para “mejorar la vida en el barrio”, dijo a Efe una de las curadoras del evento, Ana Román.
“Para decidir qué proyectos se iban a poner en marcha, se hizo una serie de reuniones con vecinos de la Chacarita en las que ellos fueron comentando cuáles eran sus necesidades, sus problemas, qué les vendría bien para mejorar su día a día... y partiendo de eso se empezaron a desarrollar 13 proyectos”, explicó Román.
La participación de los habitantes de la Chacarita no se limitó a decidir qué espacios querían, sino que en este tiempo han trabajado junto con los arquitectos para desarrollar las obras y así sentirlo “lógicamente suyo”.
El espíritu de esta bienal, que también ofrece conferencias, debates y exposiciones, pretende consolidarse a través de estas obras y perdurar en el tiempo.
Así lo manifestó el otro curador, Arturo Franco, para quien la BIAU es una bienal “de hechos construidos, de plantear soluciones” y no de “ideas y planteamientos filosóficos”.
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Franco recalcó que, más allá de celebrar la arquitectura, con esta edición tratarán de “ayudar a Asunción” y, en concreto, a un barrio como la Chacarita, afectado cada año por las crecidas del río Paraguay y por la marginalidad y los problemas sociales.
“Existe una fractura real, social, entre esta zona baja de la Chacarita y la Estación (de ferrocarril), que es donde se celebra la otra parte de la bienal, porque esto es un barrio desestructurado, informal, con bastantes carencias”, apuntó durante un recorrido por los proyectos en este barrio.
Una de las intervenciones de esta bienal será la Casa de Paraguay, que convertirá una vivienda en ruinas en un centro cultural para los vecinos, para que la cultura no quede en el último lugar en este barrio olvidado.
La obra depende del arquitecto paraguayo Lucas Fúster, para quien esta transformación adquiere también tintes de rebeldía en un momento en el que, a su juicio, en el país “se está privatizando todo”, como dijo mientras mostraba el avance de su idea.
Su proyecto arrancó casi sin fondos y con donaciones de materiales que obligaron a ir “reconfigurando” el plano a medida que los iban recibiendo.
Además, contó con la ayuda de estudiantes de Arquitectura y con la mano de obra de la Escuela Taller de Asunción, ya que carecía de recursos “para contratar a una empresa o profesionales”.
La BIAU se extenderá hasta el próximo 11 de octubre con debates, conferencias y proyecciones de películas con las que se invitará a reflexionar sobre los problemas demográficos, problemas de desafíos medioambientales y los problemas sociales desde la arquitectura, como puntualizó el coordinador, José Cubilla.
La bienal premiará además a proyectos en diversas categorías, entre ellas la de obras de edificación en Iberoamérica.
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Cerca de un millar de proyectos se presentaron en esa categoría, una muestra de la arquitectura que se hace en los 22 países de Iberoamérica, del que solo resultaron finalistas 32 de las propuestas.
Entre las mismas predominan los espacios colectivos, como centros culturales, docentes o recreativos, con finalistas de Venezuela, Argentina, Colombia, Brasil, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Portugal, Uruguay o España.