Pero no solo. También hay que disponer de laboratorios de contención y alta seguridad para llevar a cabo la experimentación. China, Estados Unidos y España son solo algunos de los países que trabajan ya para tratar de realizar una vacuna contra un coronavirus nuevo que, según los últimos datos, ya ha contagiado a 24.324 personas en China (490 fallecidos).
El desarrollo de vacunas podría ser rápido y ocurrir en distintos lugares del mundo. Y es que, aunque de momento no existen antivirales específicos contra este virus y los científicos solo han podido desarrollar vacunas contra coronavirus capaces de infectar exclusivamente a animales, como los cerdos, las experiencias del pasado ayudan.
“El diseño de la vacuna y las primeras pruebas en animales de experimentación serán rápidas” porque ya se ha investigado en vacunas similares para los otros coronavirus mortales anteriores, subraya a EFE el científico español Luis Enjuanes, del departamento de Biología Molecular y Celular en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) en Madrid.
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“Otra cosa es que obtengan rápidamente los permisos para ser aplicadas a humanos”, puntualiza este investigador, quien colabora con el equipo de Adolfo García Sastre del Hospital Monte Sinaí de Nueva York en la búsqueda de una vacuna.
Tres coronavirus mortales
Los tres coronavirus que han provocado infecciones importantes en humanos son el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), el síndrome agudo respiratorio severo (SARS) y este nuevo, detalla por su parte Josep Guarro, catedrático emérito de la Universitat Rovira i Virgili (Cataluña), quien afirma a EFE que para lograr una vacuna contra este último hay que saber más cosas, como su estructura molecular exacta.
Se trata de un virus de aparición reciente y esto, añade Mariano Esteban, también del CNB, hará que probablemente en poco tiempo se conozcan los mecanismos de replicación viral, así como la maquinaria de la que dispone para producir infección en un organismo, y los genes responsables de su virulencia.
De hecho, ya se dispone de la secuencia del genoma de este coronavirus, subraya Esteban."Conociendo la secuencia del genoma viral podemos hacer varios prototipos de vacunas y analizarlas en modelos animales.
Esta experimentación solo puede hacerse en laboratorios de contención y alta seguridad”, señala a EFE este experto del Laboratorio de Poxvirus y Vacunas del CNB (centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas).
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“Ya nos hemos puesto manos a la obra y, en función de lo que sabemos, no se considera una dificultad, como en el caso del VIH, el desarrollar una vacuna que proteja frente a la infección del coronavirus 2019-nCoV”, resume Esteban, quien no obstante aclara que este proceso requiere tiempo –varios meses– y ensayos en animales y luego en humanos.
Este jueves científicos británicos han revelado estar en disposición de probar en animales una posible vacuna y en China se ha puesto en marcha este lunes un ensayo clínico con un medicamento que ha demostrado cierta efectividad contra el coronavirus en un paciente infectado en EEUU.
La comunidad científica se une
Desde que se conocieron los primeros casos de infectados en la ciudad china Wuhan, la comunidad científica se afana por comprender un virus que causa una grave enfermedad respiratoria y cada vez son más los artículos publicados.
Según datos de la revista Nature, hasta el 30 de enero se publicaron más de 50 trabajos en inglés. Además, más de 80 revistas, sociedades científicas u organizaciones que financian estudios han decidido compartir rápida y de manera gratuita los hallazgos relacionados con este brote.
La pasada semana, en la revista The Lancet, un grupo de investigadores de la Universidad de Shandong y de la Academia de Ciencias Médicas de esta provincia, publicaba sus conclusiones después de examinar muestras tomadas a diez pacientes con neumonía.
Los resultados mostraron secuencias genéticas en las muestras casi idénticas y que el coronavirus se originó en una sola fuente, en un periodo muy corto y que fue detectado con relativa rapidez.
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Para los autores, a medida que el virus se vaya transmitiendo a más individuos irán surgiendo mutaciones que “necesitarán de una vigilancia constante”.
Comparando la secuencia genética del 2019-nCov con una biblioteca de virus, los investigadores encontraron que este está más cerca genéticamente de dos coronavirus similares al SARS con origen en murciélagos que con el propio SARS en humanos y el MERS.
Pese a esto, los autores sí creen –aunque aún está por confirmar– que el nuevo coronavirus puede usar la misma puerta molecular de entrada a la célula que el SARS en humanos (el receptor ACE2).
Basándose en estos datos este equipo sostiene que es probable que el 2019-nCov puede estar hospedado inicialmente en murciélagos, pero fue transmitido a humanos a través de un segundo animal, aún desconocido, que se vendió en el mercado de Wuhan.