El cofundador de Los Rancheros, en la década de 1990 con su amigo Miguel Gabbanelli, conversó con ÚH acerca de aspectos íntimos de su vida personal y profesional, tras su actuación en Caazapá.
Confiesa que es un artista nato y que no se ve a sí mismo sentado varias horas al día frente a una computadora.
Además, dice que no tiene “secretos” a la hora de cuidarse para mantener el físico y la voz. “No creo que sea un secreto lo que hago para conservar la voz y el físico. No fumo, ni lo hice nunca en mi vida, por ejemplo. Me cuido mucho en la alimentación, la cual es equilibrada”, confiesa.
Acerca de la educación vocal, cuenta que tiene “muy poca. Tuve una época en la que me quedaba con la voz ronca después de varios shows. Una profesora me pasó unas técnicas y las utilizo, pero se ve que es natural en mí la sonoridad”, detalla.
“Nunca hice demasiado, no hago precalentamiento antes de entrar al escenario, nada, yo subo y canto, a lo animal”, dice sonriendo el autor de Te amo Paraguay (2021).
En cuanto a su interacción con el público, para conservar su vigencia como artista, los aplausos y el cariño que recibe, considera: “Son misterios difíciles de revelar. Creo que siempre fuimos muy honestos con lo que hicimos (con Los Rancheros). Como autor y compositor de las canción, siempre hice lo que sentía y siempre digo que si a mí me emociona, cuando escribo una canción, a la gente también le va a emocionar”.
Meno confiesa que su grupo nunca tuvo “marketing” como otros artistas, “no fuimos un grupo muy promocionado en Argentina, la gente nos adoptó, el público hizo propias las canciones nuestras, se las pasaron de boca en boca. No hizo falta gastar en un corte, un video, lo cual creo, tiene doble mérito”.
Tecnología. Acerca de su relación con las redes sociales y demás herramientas tecnológicas, señala que sí las usa, pero tiene gente que se ocupa de eso. “No me aggiorno, tengo gente que lo hace por mí, o sea, yo sigo siendo la misma persona que escribía en la mañana, en la cocina de su casa, con la guitarrita, grabando con el celular“.
Tiene sus redes, cuenta de Instagram, etc. “Sé que todo eso es la forma de transmitir el arte y todo, pero yo no me detengo en eso, yo soy un compositor, autor, cantante, no me puedo sentar en frente de una computadora 10 horas por día”.
Acerca de su inspiración, cuenta que es alguien que “vive en estado de inspiración”, aunque no tiene muy claro qué le inspira, considera que “todo” le da letra.
“La composición es como un ejercicio, todo me da letra, o sea, la vida, las noticias de los noticieros, lo que le sucede a mis amigos, lo que me sucede a mí, lo que leo. Tampoco creo en esos que dicen me tiene que bajar la inspiración. Yo escribo todos los días, canciones muy buenas, muy malas, regulares, pero escribo”.
El amor sigue vigente, según la percepción de Meno Fernández. “La diferencia que tienen Los Rancheros con otros cantantes que hacen canciones de amor, es que cuando hablamos de la mujer o hablamos de amor, lo hacemos desde un punto de vista muy espiritual”.
Destaca que sus canciones nunca sexualizan a la mujer, desde la descripción física de su cuerpo, sino desde lo que aporta a una relación. “La contención, compañerismo, lo que te eleva, lo que te ayuda. No es una búsqueda, se da en forma natural decir, si existe el paraíso, existe en ti mujer”.
Meno considera que esto se debe a que tuvo una buena crianza y mujeres “espectaculares” en su vida, “abuelas, madre, tías, primas, amores”.
Mitos. Con respecto a los mitos en torno a la vida de un artista y los sacrificios en las giras y el consumo de drogas en algunos. “Voy a desmitificar eso, lo que sacrificamos no es más que lo que hace un minero, un hachero, un camionero, un carnicero, un verdulero, no es tan sacrificado y no es un justificativo para drogarse”, finaliza.