La crisis financiera sobrevino después del descubrimiento, en abril, de un gran desfalco en el Banco Central del Paraguay, siguió con la virtual quiebra de dos grandes bancos de capital nacional, Bancopar y Banco General, la intervención a estas entidades y a financieras satélites, llegando luego a Bancosur.
El problema llegó hasta muy cerca del presidente Juan Carlos Wasmosy, con acusaciones a su cuñado Ricardo Carrasco y a su primo José Luis Manzoni. Carrasco fue responsabilizado de actuar en forma sospechosa, al apropiarse supuestamente de acciones de Bancopar con un método extorsivo, y Manzoni de haber “ayudado” a cubrir una deuda del Partido Colorado en Bancopar, por 1.300.000 dólares.
Catalogada como una de las peores crisis en el inicio de la transición democrática, fue el estallido de problemas que llevaban más de una década instalados en las entrañas de las finanzas paraguayas de ese entonces. La liberalización del sistema financiero, no acompañada por adecuados regímenes de control y supervisión, la corrupción generalizada, la inobservancia de normas legales básicas y de préstamos relacionados, y la oportunidad de realizar grandes ganancias en corto plazo, llevaron a un aumento de instituciones financieras, de 88 a fines de 1988 a 147 a principios de 1995.
La crisis dejó prácticamente en bancarrota el sistema financiero del país y numerosos ahorristas perdieron sus inversiones de toda una vida.