14 jul. 2025

La crisis política en Brasil puede ser el fin de un ciclo, sin otro a la vista

EFE, REUTERS Y BRASIL247

Protestas.  La aprobación del Gobierno cae desde   junio de 2013, lo cual generó desconfianza  en las instituciones políticas.

Protestas. La aprobación del Gobierno cae desde junio de 2013, lo cual generó desconfianza en las instituciones políticas.

RÍO DE JANEIRO - BRASIL

Brasil atraviesa por una grave crisis institucional, en un escenario de agravamiento de la crisis económica, de polarización social y política. En este sentido es posible observar un conjunto de múltiples factores, que llevaron al proceso de impeachment de la presidenta, Dilma Rousseff.

La primera dimensión es la crisis económica, resultado del debilitamiento del modelo de exportación de materias primas, vinculado a la reducción del crecimiento de China, el principal importador de productos brasileños, y la disminución de su valor en el mercado internacional.

Asimismo, las desgravaciones fiscales promovidas por el Gobierno de Rousseff en su primer mandato provocaron un grave problema en las cuentas del Estado, que no podría sostener esta política a largo plazo: entre 2010 y 2014, la renuncia fiscal aumentó 42,7% a precios corrientes.

icono whatsappRecibí las noticias en tu celular, unite al canal de ÚH en WhatsApp

Esta práctica se tornó insostenible, pero los empresarios entendieron la suspensión de las subvenciones como una traición del Gobierno, que según su punto de vista dejaba de apoyar a la industria nacional. El Gobierno también subvencionaba las tarifas de energía eléctrica, pero debido a la sequía de 2015, las centrales hidroeléctricas no pudieron mantener su producción y la factura aumentó de manera exorbitada, lo que generó un gran descontento social. Además, los errores de estrategia fiscal se agravaron sobre todo por el hecho de que la presidenta no hizo el ajuste necesario antes de las elecciones de 2014, ocultando durante la campaña los problemas a los que se enfrentaba el país.

EN LO POLÍTICO. En cuanto a la crisis política, se dan una serie de factores relacionados. Por un lado tenemos la mayor fragmentación partidista en la historia del Congreso Nacional: el número efectivo de partidos en la cámara llegó a 13 y existen 28 partidos con representantes.

Por otro lado, la oposición jamás aceptó el resultado electoral y desde octubre de 2014 intenta deslegitimar o destituir al Gobierno democráticamente electo, comportándose como un actor de veto e imposibilitando el avance de la agenda gubernamental.

A ello hay que añadir un Gobierno sin capacidad para asegurar la fidelidad de su base de apoyo: la coalición de diputados que debería apoyar al Ejecutivo demostró su fragilidad numerosas veces hasta que se fracturó.

La falta de habilidad del Gobierno, aliada a los intereses contrarios del actual presidente de la cámara y de la oposición, han creado el escenario propicio para el impeachment, cuya legitimidad es cuestionable, una vez que constitucionalmente es un procedimiento que castiga con la destitución solo a aquel mandatario que practique un crimen de responsabilidad, que no es el caso de Rousseff.

De hecho, con independencia del desenlace del proceso, cualquier Gobierno tendrá en los próximos años serios problemas para garantizar una mínima gobernabilidad.