Enseguida, salió la barra usando el famoso meme de Homero con la bandera paraguaya, exclamando eufórica: ¡Mi país Mi país!
Pero también, entre tantos comentarios –ustedes saben cómo son las redes sociales–, apareció una extensa respuesta. La biografía de esta persona estaba en polaco, según el traductor de Google, y ponía que el sujeto era algo así como un profesional del mercado inmobiliario; la cosa es que desde esa cuenta le bajó un discurso para pincharle el globo al tasmano. Pobre angá .
Estimado, le decía, que se alegraba que disfrutara de Paraguay, pero que antes de invitarle a todo el mundo a mudarse a nuestra tierrita, basándose en una visita de un par de días, leyera la experiencia de quien, según esta cuenta, tenía varios años viviendo aquí, haciendo negocios, he’i , e interactuando con los lugareños.
Reconocía primero las ventajas de Paraguay: Libertad, residencia fiscal y bajos costos, pero, no obstante, le advertía sobre la burocracia. Y ahí es donde comenzaba a citar un rosario de desventajas: Hace un calor insoportable y la infraestructura es terrible. Hablaba de los malos olores si salía más allá de los “barrios más caros”, y de los embotellamientos y el caos del tránsito. Asunción, comentaba, no tiene un transporte público decente, la ciudad tampoco tiene aceras que se considerarían aceptables en un mundo civilizado, por lo que caminar es complicado; la gente no tiene ni idea de las normas de tránsito porque la mayoría compra su carnet de conducir. También mencionaba la carencia de espacios verdes y que para ver algo que valga la pena, hay que pasar horas atrapado en el tráfico, y encima lo que se va a ver tampoco es para tanto, agregaba.
En su lista de desventajas figuraban la basura que está por todas partes, y que no hay basureros públicos en las calles; por suerte le advirtió de no meterse al lago azul en San Bernardino porque está supercontaminado, y tampoco olvidó alertarle sobre el hecho de que la atención médica es mala, y de paso hasta le chusmeó el tema este de las universidades garaje.
Tras la extensa diatriba hubo comentarios como era de esperar. Uno le dijo que hablaba con la verdad, y otro le pidió muy amablemente “vuelvan a su país, evasores de impuestos de mierda”. Otro comentaba sobre su higiene o la falta de ella en realidad, y uno más envalentonado le soltó un “y si no te gusta mi país, qué carajos hacés todavía por acá? Bruto malagradecido”.
Hubo muchos comentarios en inglés, le decían Brilliant, balanced summary. Thank you very much . Nunca entendí por qué le agradecían tanto. Digo, si es tan cierto que somos un desastre por qué no buscar cambiar la realidad en vez de tener esa actitud tan cipaya, o por qué le agradecían al sujeto mientras le siguen votando a gente como Nenecho, y a esos intendentes inútiles. ¿Por qué después de siete décadas de gobiernos colorados le siguen votando a los que nos tienen en la miseria? Y por qué le agradecés al que te dice ignorante, falto de cultura y que das un desastroso servicio de atención al cliente. (Eso último seguro era para una empresa de telefonía...).
En fin, querido tasmano, igual, nos alegra que te haya gustado el asado y los supermercados del Grupo, espero. Eso sí, amigo, no creas quena todo lo que dicen. Acá solo hace calor diez meses al año, a veces también llueve y te vas a emocionar conociendo nuestros caudalosos raudales que se llevan todo a su paso, árboles, autos, gente, basura que tira la gente. En general, es un país tranquilo, la gente tiende a ser amable, más o menos amable y solidaria incluso, pero por las dudas cuidate de los zorros, de los seccionaleros, y sobre todo, tené cuidado de lo que decís en los chats del guasap .