05 ene. 2025

La dieta keto, ventajas y desventajas

Hace un tiempo se puso de moda la dieta keto, o dieta cetogénica, y, de pronto, libros y cientos de recetas en línea invadieron las redes. Y es que el éxito de la dieta se debe a la rapidez con la que se consigue el descenso de peso y, sobre todo, la sensación de saciedad mediante el aumento del consumo de grasas.

“En otras palabras, desaparece la sensación de hambre”, señala la licenciada Patricia Sosa Chávez, nutricionista (@pattysosa82), quien se declara “no fan” de este tipo de dieta o cualquier otra que lleve a extremos de estrés al organismo.

En la dieta habitual equilibrada la distribución de los macronutrientes se divide en el consumo de carbohidratos entre el 45-65% de los alimentos, en tanto que las proteínas ocupan entre 20-25%, y las grasas 10-15% en los alimentos consumidos.

En cambio, en la dieta keto, la distribución ocupa carbohidratos 5%, proteínas 25% y grasas 70%.

“Al disminuir drásticamente la ingesta de carbohidratos, de donde el organismo obtiene su energía, se agotan las reservas de glucosa del cuerpo; de esta forma se fuerza a buscar otra fuente: las grasas”, explica la profesional.

La duración de esta dieta depende del objetivo que se pretende lograr, para ello son necesarias adaptaciones. En general se realiza de forma estricta por 30 días, y si aún no se logra el objetivo, se toma una semana de descanso, en la que se aumenta el consumo de carbohidratos, y luego se vuelve a realizar la dieta keto estricta.

La dieta puede durar solo un mes, como todo un año con el descanso intermitente cada cuatro semanas.

Los vegetarianos y veganos también pueden realizar esta dieta, aunque estos últimos tienen el proceso más complicado. “Pero se puede, ya que las proteínas utilizadas serán de las legumbres y estas contienen mucho almidón; por ende, alcanzar los objetivos van a ser más difíciles, pero no imposibles”, considera Sosa Chávez.

VENTAJAS Y DESVENTAJAS

Entre las ventajas de esta dieta, lidera la rapidez del descenso de peso y la reducción del apetito, así como el aumento de energía (posterior a un breve descenso), mejorando el estado de ánimo, así como los niveles de glucosa. Disminuye el triglicérido y aumenta el colesterol HDL (colesterol bueno).

Entre sus desventajas está la disminución de vitaminas, minerales y fibra, “ya que no se consumen frutas y hay una selección de verduras que no pueden consumirse”, destaca Sosa.

La disminución de fibra y una ingesta pobre de líquidos generan estreñimiento. Si es realizado por un tiempo prolongado, puede producir pérdida de masa muscular.

El aumento de proteínas no debe ser exagerado y se deben elegir grasas saludables.

Para Sosa, la dieta debe ser controlada por un profesional, ya que si bien el resultado se logra, las consecuencias son catastróficas si se hace mal; el colesterol se eleva, se fuerzan y dañan algunos órganos, como el hígado y el riñón.

IMPORTANTE EL CONTROL

Como individuos que somos, cada uno tiene sus particularidades y necesidades diferentes, y las dietas deben adaptarse a las individualidades, para que los resultados sean óptimos y seguros.

Deben abstenerse de la dieta keto las mujeres embarazadas o con intención de embarazarse. “Debido a los cambios drásticos y por el deficiente aporte de vitaminas y minerales muy necesarios en esa etapa de la vida”, resalta Patricia Sosa.

Tampoco es recomendable para personas con problemas de riñón, hígado, páncreas; “ya que esta dieta exige un mayor funcionamiento de estos órganos. Los diabéticos pueden realizarla con un control estricto siempre y cuando tengan el hígado y los riñones en buen funcionamiento”.

Como en todo cambio alimentario, la primera semana es la más difícil, mientras el cuerpo se adapta a los cambios. Entre los efectos secundarios, se presentan dolor de cabeza (por la falta de glucosa), fatiga y mareos, que difieren según el tipo de organismo.


Una de las dietas de moda es la cetogénica. Aunque tiene muchas ventajas, nutricionistas opinan que esta debe ser siempre supervisada.

Alimentos permitidos
Frutas (aguacate, frutilla, limón, mora, tomate); proteínas: huevos, frutos secos, marisco, pescado, tofu; carne (vacuna, cerdo, aves de corral, carne de órganos); verduras (acelga, coliflor, espinaca, lechuga, calabacín, brócoli, ajo, rúcula).
Lácteos, frutos secos y semillas, café, té verde y rojo, cacao 100%, aceite de coco.