18 oct. 2024

La diplomacia ante nuestros problemas energéticos

En mi artículo anterior había analizado la pobre imagen que transmitía un Mercosur sin rumbo, debido a la ausencia de Javier Milei en la cumbre de presidentes del bloque.

Ante esta situación debemos reflexionar con mucho realismo, sobre cuáles son los desafíos que tendrá nuestro país en los próximos años en materia de política exterior y cuáles podrían ser nuestras opciones ante esta realidad.

Para un país con una economía pequeña como la del Paraguay la integración regional es un tema vital para su desarrollo y fue con ese objetivo que firmamos el Tratado de Asunción en el año 1991.

El Mercosur prometía ser una zona de libre comercio y, al mismo tiempo, una plataforma para negociar juntos acuerdos de libre comercio con otros bloques.

Pero nada de eso ocurrió y hoy es una zona de libre comercio imperfecta y no tiene ningún acuerdo de libre comercio con algún país importante.

Esta situación va empeorar en estos próximos 4 años porque coinciden en gran parte con los años de Milei en la Argentina y de Lula en el Brasil, y entre ellos además de una gran divergencia ideológica, hoy existe un claro encono personal.

Ante esta realidad el Gobierno de Peña debería poner una pausa a sus esfuerzos por impulsar un regionalismo abierto y concentrarse en los temas vitales en nuestra relación bilateral con los dos grandes vecinos.

Con el Brasil el tema más importante y sensible es el tema de Itaipú. Ahora después de duras negociaciones hemos acordado un buen esquema tarifario para los próximos tres años, pero a partir del cuarto año nuestro país sufrirá una abrupta caída de sus ingresos… salvo que tengamos un nuevo Anexo C.

Según el acuerdo firmado, la negociación del nuevo Anexo C debe estar concluida antes de fin de este año. Creo extremadamente difícil que eso ocurra, porque ya han pasado dos meses, quedan solo cinco meses por delante y hasta ahora –que sepamos– ni siquiera entre nosotros hemos debatido este tema de gran sensibilidad nacional.

Por otro lado, hay que saber que aunque se pueda acordar un nuevo Anexo C para fin de año, el mismo solo entrará en vigencia después de la aprobación por parte de los Congresos de ambos países.

En el Paraguay la aprobación podrá ser rápida, pero en el Brasil podrá llevar años debido a que Lula no tiene mayoría en el Congreso y hoy no existe ninguna posibilidad política de que el actual Congreso brasileño apruebe rápidamente un nuevo Anexo C.

Eso significa que por muchos años vamos a seguir conviviendo con el actual Anexo C y con los acuerdos tarifarios que se realizaron y se realizarán en el seno del Consejo de Administración de Itaipú.

Con la Argentina tenemos varios temas conflictivos, pero el más relevante para nuestro país es la solución de la gravísima crisis de Yacyretá, una empresa binacional en quiebra, con una deuda impagable y sin una tarifa que cubra sus costos.

Hubo un acuerdo entre Macri y Cartes que buscaba una solución de largo plazo para este problema, dicho acuerdo fue aprobado por el Congreso paraguayo, pero nunca fue ni siquiera tratado por el Congreso argentino.

Con un Milei también sin mayoría en el Congreso para su aprobación es imposible que él quiera impulsar un arreglo a este grave problema. Consecuentemente, también vamos a tener que seguir conviviendo con el problema durante los próximos años.

El Paraguay que durante 50 años disfrutó de un “bono energético” debido a la abundante generación eléctrica de Itaipú y de Yacyretá, rápidamente se está encaminando hacia un “invierno energético” por el gran aumento de la demanda y la baja inversión en nuevas fuentes de generación.

Con la aceleración del crecimiento industrial del Paraguay el tema energético, más que cualquier otro tema, pasa a tener la máxima prioridad para sostener la senda del desarrollo de nuestro país.

En estos años de grandes indefiniciones tanto en Itaipu como en Yacyretá debemos acordar con cada uno de nuestros vecinos “acuerdos bilaterales” que nos permitan nuestra integración energética con ellos, para vender y para comprar energía.

No es un tema solo de ingenieros o de economistas es un tema de la diplomacia.

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