Su corazón se detuvo cuando las manecillas del reloj marcaron las 14.00 del sábado de intenso calor.
“El infarto no avisa, llega nomás, el consuelo es que no sufrió, se durmió”, escribió en su Facebook Maris Llorens, directora del recinto confirmando así la noticia que cayó como un baldazo de agua fría para muchos que de niños la conocieron y hasta ayer por la mañana la seguían visitando junto a sus chicos.
Maia resistió un largo trecho de soledad hasta sus 49 años. En mayo debía cumplir los 50. Llegó al país acompañada de un ejemplar macho, desde el continente asiático, pero este al poco tiempo había fallecido. Era una especie en peligro de extinción.
El veterinario del Zoológico de Asunción, Diego Ayala, comentó a Última Hora que la elefanta llevaba adelante un tratamiento contra la artritis, pero no era tratada por ninguna afección cardíaca.
Señaló que ese tipo de condiciones se detectan con electrocardiogramas, pero que nuestro país no cuenta con un equipo para practicar ese tipo de estudios a un animal de casi cinco toneladas. Sufría de sobrepeso y con su edad avanzada las cosas se fueron complicando. Su movilidad ya era bastante limitada.
Su estado de salud estaba siendo monitoreado por una especialista en elefantes de los Estados Unidos desde octubre pasado, detalló Maris.
En contacto con Radio Monumental AM, Llorens negó que el animal haya tenido una infección de la que nadie se dio cuenta. “El infarto no avisa, todos los veterinarios estaban cuidando de ella todo el tiempo, tomaba un medicamento especial para la artritis”, enfatizó ante los rumores de que estaba siento tratada por una infección en la pata.
SUS ÚLTIMAS HORAS. En un video publicado por la directora del zoo, se podía ver a Maia en sus últimas horas de vida. Se la notaba cansada y según el veterinario falleció al lado de su pileta poco después de estar cargando agua en su trompa y mojándose un poco. La elefanta será enterrada en el mismo lugar que la albergó por años.
Maia era el único ejemplar de elefante que había en el país y los trabajadores del zoológico, como muchas generaciones de personas que la visitaron, lamentaron su partida por el cariño que se ganó el paquidermo desde su estadía en este espacio.
EN CAUTIVERIO. Según expertos, existen elefantes que llegaron a vivir hasta 90 años en libertad. Mientras que los de origen africano que viven en cautiverio alcanzan entre 40 a 70 años, el promedio de vida de los asiáticos sería 48 años si no está en estado salvaje.
Los posibles problemas derivados con el peso, como la artritis y los problemas vasculares son los que más los afectan. Considerando esta premisa, la emblemática Maia, pese a la soledad alcanzó importante longevidad.
Si bien su deceso fue muy lamentado y hasta consternó a muchos, otros en las redes sociales pusieron la lupa sobre la situación de cautiverio en la que viven los animales, alejados de sus hábitat naturales y pidieron no realizar gestión alguna para contar con otro paquidermo o animal salvaje en el zoológico, por la pena de verlos en tamaña soledad o también el peligro, recordando que un chico había muerto aplastado por Maia.
El infarto no avisa, los veterinarios estaban cuidando de ella, tomaba medicamento especial para la artritis.
Maris Llorens,
directora del zoológico.