Carlos Elbo Morales
A 45 metros sobre el nivel del río, con la luz que se filtra por los vitrales, con la cúpula y la cruz que la deja más imponente desde su natural atalaya, la iglesia de La Encarnación es un patrimonio histórico que en sus entrañas guarda misterios y una épica resiliencia a contratiempos.
El templo está ubicado sobre la calle 14 de Mayo, en una de las siete colinas de Asunción conocida como Volo Cué. Su dimensión, que abarca media manzana, la conecta con las esquinas de Eduardo Víctor Haedo y Humaitá. Pero, esa no fue su ubicación desde siempre. La iglesia tuvo que cambiar de lugar cinco veces antes de su asentamiento final en 1893.
“La inundación, los incendios, peligros de derrumbe fueron las razones de su cambio constante de lugar. Pero nunca antes estuvo tan bien resguardaba como en este lugar. Esta es una de las lomas más elevadas de Asunción”, describe Alberto Vera, funcionario de turismo de la Municipalidad de Asunción.
Vera es uno de guías del tour Misterios de la Encarnación. El recorrido se realiza periódicamente mostrando a la ciudadanía los recovecos e historia del monumento.
Fue el arquitecto italiano Juan Colombo quien diseñó e inició la construcción, de estilo corintio-romano, que actualmente es conocida y que fue inaugurada en 1912. La azarosa historia hizo que el templo tuviera otras funciones. Fue torre de tropas que combatían entre sí en diversas revoluciones, principalmente la Guerra Civil del 47. Durante la Guerra del Chaco fue hospital de sangre.
Adentro
El viento que llega desde afuera se mete por las puertas de 15 metros de altura. Los pasos retumban entre las majestuosas columnas y la luz de la mañana se filtra por ventanas y vitrales.
En la parte frontal alta de la iglesia está el majestuoso órgano traído desde Brehmen (Alemania) en 1927. El instrumento musical fue gestionado personalmente por monseñor Agustín Bogarín Argaña. En sucesivos periodos estuvo en desuso. Incluso llegó a ser afectado por un ataque en el 47. A través de las gestiones de la Embajada y la cooperación alemana, fue restaurado en 1997. Con la creación de la capilla musical, bajo la dirección del maestro Miguel Ángel Santacruz, vuelve a funcionar a pleno con sus celestiales notas en celebraciones litúrgicas y conciertos de música erudita en el templo.
En uno de los laterales descansan los restos del padre Juan Bernabé Colmán, uno de los impulsores de la creación del actual templo. En el otro lateral, Mons. Agustín Bogarín Argaña.
“El padre Bernabé era un sacerdote muy joven cuando asumió la responsabilidad. Tenía 23 años, quedó consternado por el incendio y presentó un proyecto mucho más grande”, detalla el gestor cultural Juan Ángel Monzón.
Hay dos imágenes que se salvaron del último incendio de 1889 y se encuentran cerca del altar. Una es del Divino Niño Jesús y la otra de La Virgen del Rosario. La fe católica atribuye su salvación a un milagro.
Pero uno de los mayores enigmas está levantando la vista al techo, donde se encuentra la figura del Cristo afligido rezando en el prado.
La pintura fue hecha por un artista que, como llegó un día, luego de culminar el trabajo hecho por voluntad propia, desapareció. Nunca más se supo nada de él. “Solo se sabe que tenía aspecto europeo”, detalla Monzón.
Afuera
Los cuentos de Jorge Luis Borges y de H. P. Lovecraft describen mundos infinitos y otras dimensiones. La sensación de atravesar algunos de esos fantásticos universos narrados por ambos escritores lo acompañan antes de llegar hasta el techo de La Encarnación.
Escaleras que en su trayecto forman una curva, salas que parecieran atrapar el tiempo y en las paredes la humedad como indeleble marca del paso de los años. El espíritu de lo gótico flotando en el aire. “Nosotros queremos usar estos salones para realizar actividades culturales. Para obras de teatro, exposiciones, conciertos de cámara”, revela Monzón.
En lo más alto del templo no solo se puede encontrar con la vista de la cúpula con el cielo de fondo. Se podrá pasear la vista por el paisaje de edificios. La diversidad de las construcciones sintetizan por lo menos cuatro últimas décadas de la ciudad. También está la posibilidad de conocer de cerca el campanario y si el día da buena luz, admirar los vitrales.
La Encarnación es uno de los atractivos que pasan desapercibidos en el día a día. Sin embargo, mucha gente está interesada en conocerla, revela Alberto Vera. Cuenta que el Jueves Santo participaron 250 personas. Desde esa vez, para salvaguardar la estructura del templo, distribuyen a los visitantes por grupos más pequeños.
Reparaciones
Durante una buena parte de su historia, la iglesia estuvo en un estado de cuasiorfandad. Desde afuera se veían puntales que sostenían la muralla sobre la calle 14 de mayo. La humedad hacía mella en el techo, incluso hasta ahora. Los vitrales estuvieron rotos, el órgano y el reloj dejaron de funcionar. También revoques caídos e instalaciones eléctricas en mal estado.
Aunque hubo mejoras, todavía queda por hacer. Vera explica que las reparaciones mayores están a cargo del Ministerio de Obras Públicas (MOPC), por ser patrimonio nacional. Por su parte, Monzón explica que la administración parroquial se hace cargo de los gastos que implican los servicios básicos, entre otros.
Trajinando el tiempo entre revoluciones y celebraciones, el templo de la Encarnación se yergue en lo alto. Al son de las notas del órgano que suena entre rezos, alabanzas y la comunión sigue ahí, resistiendo y sobreviviendo en su eterna resurrección.
Datos curiosos
Inspiración
Según una leyenda con tinte divino, cuando el general Patricio Escobar y el padre Bernabé buscaban el nuevo sitio para la iglesia, percibieron el aroma a incienso y vieron palomas en el terreno. Esa fue la señal para elegirlo.
Muchos
El predio donde se decidió erigir el templo contaba con 17 propietarios en su momento.
Medio siglo
El reloj de la iglesia dejó de funcionar durante medio siglo hasta que fue reparado y puesto a punto de nuevo en el 2017.
Tour
El 12 de junio se realizará otra edición de Misterios de La Encarnación, que como los anteriores será sin costo. Además del recorrido se realizará la proyección de fotografías históricas.
Tradición
Durante la misa del Viernes Santo, en esta, como en otras iglesias, algunos creyentes se encargan de bajar al Cristo Crucificado. En La Encarnación la costumbre es seguida por hijos y nietos de quienes fueron parte de la feligresía desde antaño.
Juan Ángel Monzón, gestor Cultural.
Alberto Vera, Turismo Municipalidad de Asunción.
LAS CIFRAS
- 1912 fue el año en que se inauguró el templo que nunca ha sido terminado. La construcción se inició en 1893.
- 6 veces la iglesia cambió de lugar en distintos años desde su ubicación original entre 1539 y 1543.
- 1992 es el año en que la iglesia de la Encarnación, fue declarada Monumento Histórico Nacional.