03 may. 2025

La entrega de tanques a Ucrania, con el objetivo de desgastar a Rusia

Berlín y Washington llegaron a un principio de acuerdo. Ahora queda el trabajo práctico: Cómo llevar los vehículos alemanes y estadounidenses al frente de forma rápida y segura posible.

Las enormes máquinas, que pesan más de 55 toneladas, difícilmente pasan desapercibidas en las carreteras ucranianas. “Es un verdadero desafío logístico”, afirmó Jeff Hawn, especialista en cuestiones militares rusas y asesor externo del New Lines Institute, un centro de investigación geopolítica estadounidense.

Los detalles de dicha operación se encuentran entre los secretos mejor guardados de esta guerra, afirma ‘The New York Times. En primer lugar, hay que decidir el lugar de entrega de los depósitos. “Por razones de seguridad, la entrega en manos ucranianas tendrá lugar probablemente en un país europeo miembro de la OTAN y vecino de Ucrania (Polonia, Hungría, Rumanía, Eslovaquia)”, afirma Jeff Hawn. Sin duda, los estadounidenses o los alemanes no querrán arriesgarse a exponer a sus hombres a un posible ataque ruso en territorio ucraniano.

Los primeros acorazados no pisarán suelo ucraniano hasta finales de marzo. Su aterrizaje en el conflicto será significativo sobre el terreno: Se mueven y adaptan con agilidad, tienen precisión y cuentan con rango de largo alcance. Los analistas advierten de que no serán decisivos para determinar el curso de la guerra, pero sí para recuperar territorio en control ruso.

El próximo envío de los tanques alemanes y estadounidenses subraya la intervención cada vez más abierta de los países europeos y Estados Unidos en la guerra de Ucrania y augura nuevas cesiones al Gobierno ucraniano, que podrían incluir sistemas de misiles de largo alcance capaces de atacar el corazón de Rusia.

El objetivo de este nuevo paso hacia la implicación occidental en el conflicto es evidente. Desgastar lo más posible a Rusia prolongando un sangriento conflicto que no ganará nadie, pero que servirá para realinear todas las relaciones económicas del viejo continente, empezando con el suministro de energía y el comercio.

Que esta estrategia aísle al país más extenso del planeta y que alberga buena parte de sus recursos energéticos muestra la cortedad de miras de los gobernantes europeos, ninguno de los cuales ha hecho nada por convocar unas negociaciones serias desde que empezó el conflicto armado hace casi un año.

Si se produce una contraofensiva ucraniana en primavera, es dudoso que vayan a estar disponibles esos trescientos carros de combate Leopard o Abrams demandados por Kiev. Con un centenar de estos tanques se podrían abrir brechas en los frentes de Zaporiyia y Lugansk. En el primer caso, se intentaría partir en dos la media luna de territorio arrebatada por Rusia y en el segundo caso, se trataría de asestar un golpe certero en el lugar más emblemático para la campaña rusa, el Donbás, donde comenzó militarmente este conflicto ya en 2014.

Solo la entrega de misiles de largo alcance, los Atacms (Army Tactical Missile System), capaces de destruir blancos a trescientos kilómetros, podría cambiar las cosas. Hasta ahora, la entrega de este tipo de armamento por estadounidenses o europeos era una línea roja imposible de cruzar. Pero también lo era el envío de los M1 Abrams y los Leopard 2 ahora decidido. No es improbable que en las próximas semanas se abra el debate de los misiles de largo alcance y que de nuevo se dé otro paso decidido hacia la confrontación directa entre Estados Unidos y sus aliados contra Rusia.