El encuentro frente al pesebre da una esperanza de renovación de fe para los cristianos que esperan el nacimiento de Jesús, en la Navidad.
Al iniciarse el mes de diciembre es normal hablar de las fiestas navideñas. Por ello conversamos con el folclorista, David Galeano, sobre las tradiciones navideñas en Paraguay, de cuándo y cómo se coloca el pesebre.
Lo primordial es conocer la disponibilidad del espacio en el cual se ubicará, para calcular el tamaño del juego, que incluye a los personajes que no pueden faltar.
A partir de eso, se decide si será bien tradicional, con las piezas habituales, donde se va colocando a todos los integrantes del pesebre de Belén, o está la otra opción de adquirir uno ya hecho en formato pequeño o mediano, que ya traen los juguetes pegados a una base.
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Una de las costumbres es colocar el 8 de diciembre el pesebre y aunque la mayoría de las familias ya pusieron Nacimiento, están los que acostumbran a realizar recién hasta el 24 de diciembre. No obstante, hay criterios diferentes según el folclorista David Galeano.
“Algunos ponen sus pesebres el 1 de diciembre, otros el 8 o 9 de diciembre en coincidencia con la festividad de Caacupé. Están los que montan el 20 de diciembre y aquellos que preparan el 24”, relató al respecto.
En cuanto a la elección de las piezas o juguetes de los pesebres, la mayoría apunta a los muñecos de barro o arcilla. Actualmente se elaboran también de otros materiales como por ejemplo, del ysypo, madera, plástico u otros materiales.
Aunque muchas familias ya montan sus pesebres a partir del 1, 8 o 20 de diciembre. La costumbre es que se visiten desde el 24 de diciembre hasta el 6 de enero, día de los reyes magos, que es cuando se retira para guardarlos nuevamente.
Una practica muy típica es colocar sandías, melones, piñas, uvas y mangos frente al pesebre como una ofrenda al niño Jesús.
También la flor de coco es el símbolo del pesebre paraguayo.
“En Paraguay, todos relacionamos la Navidad con el aroma de la flor del coco o mbokaja poty. En otras palabras, Navidad y pesebre con flor de coco es igual a Navidad del Paraguay”, expresó Galeano.
Historias navideñas
En los pesebres paraguayos, algunos de ellos, gigantes del tamaño de una pieza, se preparan para pagar promesas, que según la tradición deben realizarse por siete años seguidos.
En esos establos, no solamente se ubican los tradicionales animales del pesebre de Belén como las ovejas, cabras y los camellos; sino también, vacas, caballos, perros, gatos y hasta sapos y ranas.
“Definitivamente existe el espíritu de la Navidad ya que ese tiempo es alegre, diferente, la gente se muestra más sensible. La tradición de preparar el pesebre reúne a la familia y se convierte en una tarea emotiva donde los padres relatan a sus hijos sus experiencias de Navidad”, comento David Galeano.
Por otra parte, en ciudades del interior del país es donde se vive más las tradiciones de visitar los pesebres y hasta de realizar concursos para elegir al mejor.
“En el interior todavía existe la tradición de recorrer los pesebres del vecindario donde los visitantes expresan el tradicional “Qué lindo tu pesebre!” y los anfitriones sirven sopa paraguaya, chipa guasu y clericó a los visitantes u otras golosinas. En horas de la noche no faltan los petardos y en las manos de los niños las estrellitas y fosforitos”, rememoró.
En la actualidad se vé cada vez menos esa costumbre, la pérdida de esa práctica se da sobre todo en la ciudad, donde la gente vive en departamentos o en vecindarios diferentes a los tradicionales.
Hoy por razones de seguridad, las viviendas están prácticamente aisladas unas de otras. Los vecinos ya no son conocidos. Sin embargo, la práctica del recorrido de los pesebres aún sigue vigente en el interior y en los barrios del entorno asunceno.
“Creo que la Navidad puede convertirse en una excelente excusa para que los vecinos de las ciudades de cemento abran sus puertas y permitan a los de al lado visitar sus pesebres y compartir fraternal y amenamente ese momento único que nos asocia a un nuevo nacimiento del Niño Jesús”, subrayó el folclorista nacional.
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El clericó es una dulce tradición que se elabora con frutas de estación como melón, piña, manzana, durazno y banana. Para los niños se le agrega alguna gaseosa y para los adultos, el infaltable vino.
Se acerca la Nochebuena y con ella la oportunidad de revivir la tradición de visitar los pesebres y reavivar nuestro espíritu navideño.
Varias familias de distintas ciudades prepararon sus pesebres novedosos con sus sellos particulares, como vienen haciéndolo desde hace más de 70 años, en algunos casos. Los mismos aguardan a la ciudadanía para que aprecien y disfruten de estar frente a sus pesebres.
“Creo profundamente que todos debemos dar el más alto valor a esta tradición humana prácticamente universal ya que ella nos acerca y nos permite vivir momentos de mágicos, llenos de amor, esperanza y fe”, finalizó el folclorista David Galeano.