03 feb. 2025

La familia Parcerisa, toda una vida juntos

El ingeniero civil Miguel Ángel Parcerisa Boyer y la bioquímica Teresa de Parcerisa se conocieron en una colación de colegio. Después de algunos encuentros iniciaron una relación de novios que duró hasta que ella concluyó sus estudios en la universidad.

“En realidad el único problema es que él concluyó su carrera universitaria 2 años antes que yo, por esa razón me quedaba estudiando hasta muy tarde cuando se retiraba para poder estar a tono con mi compañera de estudios que también tenía novio, pero él ejercía su profesión de militar en el Chaco, por lo tanto, el tiempo que yo lo recibía ella estudiaba. Pero bueno, además del estudio, el amor es importante. Así que no significaba un esfuerzo, sino la manera de conciliar el amor y el estudio”, recuerda Teresa.

Finalmente, luego de 2 meses de concluir sus estudios, la pareja se casó. Como anécdota cuentan que ellos planeaban casarse el 14 de febrero de 1981, pero al ir a la iglesia para reservar la fecha se encontraron con una pareja que deseaba mucho casarse también esa fecha y se la cedieron. Ese día vino un diluvio, esa pareja estuvo hasta altas horas de la noche, pues era imposible llegar a la iglesia San José. Ambos no podían creer de lo que se habían salvado.

La boda se concretó el 28 de febrero de 1981, después de un año y medio encargaron su primer bebé, al cual le pusieron el nombre de José Luis. “Fue un parto normal y gracias a Dios sin ningún problema, fue el primer regalo de amor”, cuenta.

Al año, Teresa se volvió a embarazar y llegó el segundo amor de color rosa con el nombre de María Verónica. Luego de cuatro años llegó la segunda princesa María Lyz para completar la familia.

Así fueron pasando los años entre los compromisos laborales y como padres, acompañando a sus hijos en actividades escolares y extracurriculares como deportes, inglés, cumpleaños y reuniones familiares.

Tiempos difíciles

En el 2007, llegó un acontecimiento muy triste a la vida de los Parcerisa. En un accidente perdieron a su hija María Lyz de 19 años. “Ella fue esencial en su existir, hoy es nuestro ángel y a pesar del tiempo y la distancia la amamos como siempre y ese lazo no se romperá jamás”, destaca emocionada la madre.

Ya profesionales José Luis y María Verónica formaron su familia. Actualmente, Miguel y Teresa tienen tres nietos maravillosos. “Ellos se han constituido en la luz que ilumina nuestras vidas y de quienes recibimos cataratas de amor”, relata la chocha abuela.

La misma menciona que sus expectativas como profesional y madre de familia fueron cumplidas. “Estoy agradecida por poder haber llegado a esta etapa de mi vida”, resalta.

Teresa y Miguel suelen reflexionar sobre el día a día. “Nos preocupan a veces las dificultades que el mundo futuro les puede deparar a nuestros hijos y nietos, ante un mundo tan lleno de convulsiones y sorpresas emergentes. Sin embargo, prevalece en nuestros corazones la ilusión que puedan realizarse en todos sus proyectos de vida profesional y personal y sobre todo que sean felices”, anhelan.

Para ellos, la fe en Dios, el amor y la familia son pilares fundamentales de la vida.

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