En mayo de 1959, el jefe de Policía de la dictadura de Alfredo Stroessner, el entonces coronel Ramón Duarte Vera, inauguró la Montada atacando a manifestantes contra la suba del pasaje, primero, y atracando el Parlamento que pedía su procesamiento por esos hechos, después.
Semanas antes, el dictador había prometido “institucionalizar el país” y levantar el estado de sitio que regía desde el golpe del 4 de mayo de 1954, que él mismo había perpetrado mientras los compases heroicos de la Novena de Beethoven sonaban en el Teatro Municipal.
Aquel día, el jefe policial humilló a diputados de su mismo partido. Según cuenta Alcibiades González Delvalle en Contra el olvido. La vida cotidiana en los tiempos de Stroessner (1998), los diputados colorados (los únicos en aquel entonces), fueron alineados en el Cuartel Central de Policía y pateados por un encolerizado Duarte Vera. "¿Pero qué clase de doctores son? Me felicito de no haber estudiado si al final sería tan burro como ustedes?”, apostrofó en guaraní. “Ese mismo día regresa el estado de sitio y ya no volvería a irse”, recuerda González Delvalle.
El Tesoro de los Estados Unidos, el Eximbank, el Fondo de Préstamos para el Desarrollo, entre otros, eran importantes acreedores de la deuda externa paraguaya y desde 1957 estaban preocupados por la capacidad de pago de nuestro país. En EEUU y el régimen militar paraguayo (1954-1958), de Aníbal Miranda, publicado en 1988, se habla de la voracidad que por estos préstamos tenían los cazadores de fortuna. El primer anillo de Stroessner había provocado un agujero en las reservas tragándose los empréstitos. Uno de aquellos cazadores fue Duarte Vera. Endeudamiento, corrupción y represión fueron las líneas de Stroessner. Una receta replicada hoy por Horacio Cartes.
Duarte Vera fue condenado en 2004 por crímenes durante la dictadura. El torturador apeló la sentencia. En 2009, su pena fue reducida de 8 a 4 años de cárcel. Ese mismo año volvió a apelarla. En la solicitud que obra en el expediente aparece su firma. El mejor cronista judicial del país, Raúl Ramírez, trajo la historia: Su defensa pidió en el 2013 la extinción de la causa presentando un acta de defunción que asegura que el torturador murió... ¡en 1987! La Corte —a pesar de que Duarte Vera figura en la web del Ministerio de Relaciones Exteriores como embajador en Bolivia hasta 1992 y hay una foto del represor de fines de los años 90— le creyó al supuesto muerto y extinguió la causa en 2015. Duarte Vera nunca estuvo en prisión.
La teología es una rama de la literatura fantástica, dijo Jorge Luis Borges. También la Justicia paraguaya (que no por casualidad casó aquí al escritor con María Kodama, sin necesidad de que pisaran el país).
Duarte Vera fue condenado luego de haber fallecido, apeló desde la muerte y nadie sabe asegurarme de qué lado de ella está.