Por Susana Oviedo
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Los médicos saben que existe el riesgo de que falsifiquen sus recetas, particularmente las cuadruplicadas que se exigen para la comercialización de estupefacientes en las farmacias autorizadas, a fin de controlar que los productos no sean desviados del circuito médico al de los traficantes de drogas.
Así reflexiona el doctor José Antonio Arias, conocido psiquiatra y catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Asunción y en Psicología de la Universidad Católica, quien, sin embargo, no dejó de sorprenderse cuando recibió una llamada de una reconocida cadena de farmacias para consultarle sobre una receta que les resultaba sospechosa.
Fue así como Arias se dio por enterado de que su nombre, como el de quién sabe cuántos otros doctores, se halla circulando en copias falsificadas de recetas médicas, con las que los traficantes de drogas obtienen ciertos productos en las farmacias para comercializarlos a personas adictas.
“Sé del riesgo de que esto ocurra, pero lo que no se sabía era que el fenómeno estuviera tan extendido”, admite Arias.
NO UTILIZA ES MÁS, ACLARA, NO OPERA CON ESTE TIPO DE RECETAS CUADRUPLICADAS. “No tiene nada que ver con mi práctica médica habitual”, insiste y recuerda que en una sola oportunidad retiró un talonario de este tipo de formularios del Ministerio de Salud Pública.
El doctor reconoce que una receta así, que aparece firmada y que lleva el sello de un médico, fácilmente puede sorprender en su buena fe a los dependientes de las farmacias. “Sobre todo a la gente que está en el mostrador, y que tal vez no tenga suficiente formación para detectar la autenticidad de una hoja de receta cuadruplicada”.
En su opinión, es una buena práctica el que las farmacias, ante cualquier duda, se comuniquen con el facultativo que prescribe la receta. “Cuando yo recibí la llamada de la farmacia, luego de aclararles que no había recetado disomnilán a nadie, que además, no utilizo las cuadruplicadas y que estoy en condiciones de demostrarlo, les agradecí que se hayan tomado la molestia de consultarme”.
DISOMNILÁN COINCIDENTEMENTE CON OTROS CASOS, LA RECETA FALSIFICADA CON EL NOMBRE DE ARIAS TAMBIÉN CONTENÍA LA PRESCRIPCIÓN DE DOS CAJAS DE DISOMNILÁN, MEDICAMENTO SUJETO A CONTROL POR LA LEY 1340 “QUE REPRIME EL TRÁFICO ILÍCITO DE ESTUPEFACIENTES Y DROGAS PELIGROSAS”.
Este producto, que se comercializa con ese nombre, contiene flunitrazepan, que es una benzodiacepina, sustancia psicotrópica que disminuye las funciones del sistema nervioso central, y que tiene una acción hipnótica. Produce sueño profundo y peligroso, si se duplica o triplica la dosis.
En el mundo delictivo se la conoce como la “droga de la violación”, porque se utiliza para hacer dormir y someter a alguien. Además, tiene efecto amnésico, la persona que la ingirió despierta y no recuerda nada.
En las recetas apócrifas, además de los datos del facultativo, los datos del supuesto paciente y su diagnóstico también son falsos.