El “habla infantil” o “de los bebés” es más lento y cantarín, y se demostró que tiene un efecto tranquilizador en los niños, lo que sugiere que estas vocalizaciones también pueden tener una función común, pero las pruebas transculturales al respecto son limitadas.
Un estudio que publica Nature Human Behaviour recopiló 1.615 grabaciones del habla y el canto humanos de veintiún culturas, tanto urbanas como rurales, y aplicaron análisis computacionales para estudiar las características acústicas que diferencian las vocalizaciones dirigidas a adultos y niños.
Los autores descubrieron que las características acústicas diferían sistemáticamente entre las grabaciones dirigidas a bebés o a adultos. En el caso de los primeros, el timbre era más puro, las canciones más suaves y el habla tenía un tono mayor.
En una segunda fase, se recurrió a 51.065 personas de 187 países, que hablaban una gran variedad de idiomas, para descubrir que los oyentes podían adivinar cuándo las vocalizaciones se dirigían a los bebés con más precisión que por azar.
Los resultados contribuyen a la comprensión del habla y el canto humanos y sugieren que alteramos nuestras vocalizaciones hacia los bebés “de una forma que es consistente en todas las culturas y ampliamente reconocible y que puede tener una función común”, señalan los autores.
El habla de los bebés ya fue objeto de diversos estudios. Uno publicado el año pasado por Advances in Methods and Practices in Psychological Science señalaba que los niños prefieren escuchar este “lenguaje” dirigido específicamente a ellos, antes que el que usan los adultos entre sí.
El habla dirigido a los bebés tiene un ritmo más lento en todas las lenguas, con un tono más variable, y es más animado y alegre.