25 mar. 2025

La gallina de los huevos de oro y el cuento chino

Carlos Elbo Morales

Hace eones, cuando éramos pequeños, ya sea en la casa o mayormente en la escuela, nos contaban sobre la fábula de la gallina de los huevos de oro.

Es muy difícil que alguien no conozca dicho texto, escrito por el poeta griego Esopo. Pero por ahí alguien no está al tanto y no quiere googlearlo, entonces, desde esta columna, haremos el trabajo por esa persona. De nada.

Dicha historia básicamente se resume así: Un granjero extremadamente pobre, que no vive en Paraguay, recibe un día la visita de un duende.

La visita de dicho ser mágico no tenía como finalidad pedirle su voto. Viendo su miseria, decidió regalarle una gallina.

El granjero aceptó el presente y llevó al ave de corral a su hogar. Al día siguiente, descubrió que la plumífera doña había puesto un reluciente huevo de oro.

El hombre pobre vibró de felicidad. Posteriormente fue a vender dicho huevo dorado al pueblo. Así, cada día la gallina ponía un huevo, él lo vendía y en poco tiempo era casi tan rico como Jeff Bezos, Mister Beast, cualquiera de los nepoharaganes del Congreso o el mismo Peña.

Sin embargo, el granjero fue seducido por la codicia. Ya no quería esperar cada día por el huevo color amarillo. Él quería tenerlo todo de una vez.

Sin tratar su ansiedad y con poca inteligencia, decide despachurrar a la plumífera mina de oro. En lugar de encontrar la soñada fortuna, solo tuvo en sus manos las churas interiores que tendría cualquier gallina de un corral cualquiera.

Si alguna vez usted tuvo su propio gallinero, dígalo sinceramente: ¿No soñó acaso alguna vez que esta fábula se haga realidad?

Pero lo que está haciéndose realidad últimamente es el costo a precio de oro del fruto de la unión entre el gallo y la gallina.

Eso podemos verlo y, sobre todo, sentirlo en los bolsillos desde hace más de un mes, en que pareciera ser que los prepollitos aprendieron a volar alto, muy alto. los precios de los prepollitos están por las nubes.

Y conste que aún no estamos en Semana Santa, donde la demanda de dicho alimento es incesante.

¿Qué proceso alquímico deberá aprenderse para prescindir de la célula más grande del mundo para preparar la chipa y la sopa? ¿Habrá que recurrir al conejo de Pascua y sus huevos?

Dicen que en un momento dado la escasez de huevos estuvo terrible. Y en algunos lados, persiste. Dicen que eso ocurre sobre todo en los lugares donde tienen que tomar las decisiones para detener los abusos y privilegios que benefician a la parentela y corruptela politiquera.

La fábula de la gallina de los huevos de oro quedó como uno de los recuerdos de la infancia, como varios cuentos.

Otro relato que está quedando grabado en la memoria colectiva, no con estima precisamente, es el de los pupitres chinos que serán distribuidos a diversas escuelas del país.

La compra del mobiliario, financiado por la Itaipú Binacional, despierta sospechas de que están metidas varias manos con una codicia mayor que el granjero que protagoniza la fábula.

Además, la firma ganadora de la licitación ha demostrado una magia digna de duendes y otros seres mitológicos.

Supuestamente, la ganadora conocía de antemano un número cercano de muebles que debía ofertar para resultar adjudicada. Poco importa el detalle del sobrecosto.

Cuando el escándalo saltó a la luz, los intentos por justificar la adjudicación y la compra de parte del gobierno y voceros, terminó pareciéndose a un cuento chino.

Y no olvidemos que deberán estar listos los huevos para las marchas de estos días.

Los hombres y mujeres que se movilizarán contra la situación casi feudal y la indiferencia general necesitarán alimentarse luego de las largas jornadas de esta semana para seguir anidando la esperanza.

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