OpiniCon mucha frecuencia y válidas razones los paraguayos nos sentimos tentados a hundirnos en el pesimismo y en la desesperanza al ver tantos hechos de corrupción pública cometidos muchas veces por personas que han sido elegidas por el voto popular para trabajar por el bienestar de la mayoría. Y no es muy difícil dejarse ganar por la resignación al ver que los deshonestos gozan de impunidad, mientras el ciudadano común es medido con la vara más alta de la justicia.
Estamos viviendo tiempos en los que nos sacuden a diario las malas noticias, una crisis económica que trae aparejada una inflación que afecta fuertemente a la clase trabajadora, además de la precarización en el empleo; sumado a todo eso se experimenta la crudeza de la violencia que a diario expone su poder, y la terrible situación de inseguridad cotidiana que afecta a la población en sus actividades diarias.
Nos enfrentamos a tantos desafíos por delante, y en particular en un año en el que el país deberá asumir un importante y determinante desafío electoral que posiblemente definirá si el pueblo tendrá motivos para esperar por lo menos algunas mejoras que le permitirán mayor bienestar en sus vidas. Unido a todo eso, existe una conciencia de parte de la ciudadanía de la degradación de la actividad política, infiltrada por el crimen organizado y el narco que aportando su dinero sucio ganan cada vez mayor poder sobre funcionarios e instituciones del Estado. Y como telón de fondo de este triste escenario se debe agregar una pandemia que está causando estragos no solamente en la salud pública, sino en una población que está sufriendo las severas secuelas del chikungunya y de la incompetencia de autoridades municipales y su falta de compromiso con la ciudadanía.
Pero afortunadamente, por encima de este escenario tenebroso, se alza como una luz que nos aporta esperanza una compatriota que se ha convertido en un ejemplo positivo entre tantas desgracias e imposturas. El talento y el ejemplo de vida de Berta Rojas es un bálsamo contra tanto pesimismo y resignación.
La guitarrista, quien recientemente había sido galardonada con dos premios Grammy, obtenidos justamente por su talento y su incansable trabajo recibió también la condecoración de la Orden Nacional del Mérito en el Grado de “Gran Cruz”, por disposición del Decreto 8501 de la Presidencia de la República del Paraguay.
La artista demostró asimismo su claridad de pensamiento cuando abogó porque los niños y las niñas de nuestro país reciban una educación que sea impulso sólido para ser lo que quieran ser.
“Tenés derecho a abrazar tus sueños. Si naciste en Paraguay quizás vas a tener menos posibilidades, porque acá todo es más difícil y si sos mujer todavía más. Pero no dejes que el temor apague tu voluntad, porque te darás cuenta de que a tu convicción y esfuerzo de cada día se unirán personas dispuestas a seguir tu sueño y que se van a jugar el todo por el todo al lado tuyo”, apuntó la guitarrista.
En su discurso, Berta aprovechó la oportunidad para exponer las falencias del país como la educación precaria y una salud costosa y que no alcanza a todas las personas. “Ojalá los hijos e hijas de Paraguay podamos encontrar en esta tierra mejores días que estos de tanta incertidumbre que nuestros ojos ven hoy”, indicó y al mismo tiempo pidió a Dios seguir siendo un instrumento de paz y que su música siga siendo un puente para unir almas.
Al finalizar una entrevista televisiva Berta Rojas había dejado un importante mensaje: “Tu voto vale cinco años, usalo bien. Hay que ir caminando hacia ese sueño posible y tenés que decirlo en voz alta, esto es lo que yo quiero, quién me va a ayudar a llegar hasta ahí”.