31 oct. 2024

La guarania, Flores y Nenecho

Las autoridades y ciudadanos –incluyendo una delegación proveniente del Brasil– que participaron del acto por el Día de la Guarania en la Plaza Manuel Ortiz Guerrero-José Asunción Flores fueron parte de un paisaje fuertemente expresivo de nuestra realidad urbana. Se encuentra allí el monumento a Flores, obra de Hermann Guggiari, con signos evidentes de abandono y desidia. Las flores de la escultura están cubiertas de tierra y yuyos, y la placa es casi ilegible.

El homenaje no pudo haber tomado por sorpresa a la Municipalidad, pues se realiza cada 27 de agosto, desde 1991. El sitio donde reposan los restos del creador de la guarania debería ser respetuosamente cuidado durante todo el año y no solo al acercarse esa fecha. Pero ni siquiera la conciencia de que ese es el único día que la prensa se acuerda de esa plaza, ubicada frente a la Casa del Buen Pastor, motivó a los burócratas municipales a tratar de volverla presentable para la foto.

Esa indolencia con respecto a los temas culturales no la arregla Nenecho cantando con su esposa la guarania Mborayhu asy en las redes. No tengo nada contra eso, pero se necesita más seriedad para evitar la explosión de improperios de la gente que recibió como respuesta. Es incongruente con el enorme esfuerzo de múltiples organizaciones por lograr que nuestro género musical más distintivo sea declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en la reunión que la Unesco realizará en Asunción en diciembre.

Si así cuidamos a nuestro compositor más notable, ¿con qué cara podríamos convencer a los salvadoreños de que los restos de Agustín Pío Barrios, Mangoré, deben estar en Paraguay y no en el Cementerio de Los Ilustres de San Salvador, donde su tumba fue declarada monumento nacional en 1950?

Ese paisaje decadente observado por quienes asistieron al acto no desentona con la tristeza general de una ciudad desaliñada y hostil. El asunceno sufre por la pobre calidad de los servicios públicos y la escasa inversión en obras. Una cifra cercana a los 10.000 funcionarios municipales absorbe la casi totalidad de la recaudación tributaria. El esquema prebendario no cesa de crecer y mantiene una maquinaria político-bipartidista –aunque mucho más colorada que liberal– de proporciones monumentales, que es la principal causa de la ineficiencia.

Pese a esta evidencia, el jefe de Gabinete, Nelson Mora, sostiene, sin sonrojarse, que “la culpa es de la ciudadanía, que colabora poco”. En la Municipalidad de Asunción, muchos parecen vivir como en un termo, ajenos a lo que sucede en el mundo exterior. Por eso hablan y actúan despreocupadamente, como si las cosas marcharan fantásticamente.

Si se les señala que tienen una deuda a corto plazo de 60 millones de dólares y que el pasivo total supera con creces los 300 millones, dicen que no es tan así y que todo será pagado de a poco. Si se les acusa de colocar las tierras de la Costanera como garantía para sacar préstamos este año, responden que eso tampoco es tan así, y lo explican con un galimatías de normas administrativas.

Esa es una característica de su curiosa tranquilidad: Las explicaciones confusas. Confuso fue Wilfrido Cáceres, ex director de Administración y Finanzas, hoy imputado por enriquecimiento ilícito, así como confusa fue su salida del cargo. Confuso es su sucesor, Edwin López Cattebeke, así como confusa fue su supuesta renuncia y su aparente vuelta al cargo. Confuso es Nenecho, al explicar el destino de los 500.000 millones de los bonos. Confusa es la mayoría cómplice de la Junta Municipal al seguir aprobando sin mayores estudios otros 2.000 millones de guaraníes para bicicletear intereses generados por la descomunal deuda de la Comuna.

Yo no estaría tan tranquilo como ellos, sabiendo que el Ministerio Público está husmeando el contenido del demoledor informe de la Contraloría General. Pero ellos son así. Mucho menos vamos a pretender que se pongan nerviosos porque la Plaza de Flores está descuidada.

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