Ricardo Canese afirmó que el informe elaborado por historiadores de distintos países y descendientes de las víctimas de la contienda deja en claro que la Guerra de la Triple Alianza fue un genocidio planificado con base en la línea del capitalismo y liberalismo que se expandía en la época.
“Se hacía una diferencia entre la civilización y la barbarie. El dogma liberal decía que a los bárbaros se los debía exterminar. Los que tenían el poder decían que Europa era bueno y se asesinaba a los indígenas, esclavos, entre otros”, recordó.
Canese dijo que esta filosofía fue la “justificación que se daba para proceder al exterminio de las otras razas”, como sucedió con la paraguaya.
“Para el liberalismo de la región, los porteños, los blancos uruguayos y los brasileños eran los buenos, mientras que el pueblo paraguayo eran los bárbaros”, rememoró.
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El integrante del Parlamento del Mercosur (Parlasur) mencionó que una de las cosas que más le impactaron de los relatos fueron las referencias que se hacían en las cartas que el comandante de la Triple Alianza, Marqués de Caixias, enviaba al emperador brasileño Pedro II.
“Marqués de Caixias se dio cuenta de que el Ejército paraguayo estaba derrotado, por lo que en noviembre de 1867 le escribe a Pedro García y le dice que la única forma de ganar la guerra era convertir en polvo y humo a la población y le pide que declare la paz”, recuerda.
Asimismo, mencionó que, una vez exterminado el Ejército paraguayo, en agosto de 1868 le vuelve a escribir para decirle que el Paraguay “estaba destruido por 50 años”.
“Esa es la frase que usó pidiendo que se busque la paz”, dijo.
Ricardo Canese aseguró, además, que el mariscal Francisco Solano López también buscó la paz, pero ponía como condición que se elimine el Tratado de la Alianza, que establecía barbaries como los saqueos criminales.
“El propio comandante de la Triple Alianza sabía que esto iba camino a un genocidio, pero esto fue ignorado por el emperador Pedro II. Lo dicen los historiadores y las cartas de Caxias, quien finalmente se retiró de Asunción en rebeldía, sin permiso del emperador e indignado por lo que estaba pasando”, dijo.
Verdad común
El parlamentario del Mercosur, Ricardo Canese, aseguró que esta es la primera vez que, en 150 años, se hace un informe sobre las atrocidades cometidas durante la Guerra Guasu.
Afirmó que, a partir de ahora, se pedirá al Parlasur que haga una declaración de verdad común en el Parlasur, y luego lo haga el Mercosur, para que esto sirva para dar pie a un proceso de reparación.
“Queremos que esto se adopte como una verdad común, como sucedió en la Segunda Guerra Mundial, donde Alemania pidió disculpas incluso por ser el régimen de Hitler el responsable del genocidio. Sobre esta verdad compartida se dio la integración en Europa”, mencionó.
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Para Ricardo Canese, este informe puede ser el puntapié para que suceda lo mismo en Sudamérica.
“Queremos que se reconozca que hubo un genocidio del pueblo paraguayo (y) que los Estados de Brasil, Argentina y Uruguay pidan disculpas y luego ver una reparación”, aseguró.
Asimismo, aseguró que con la declaración de verdad común se generará una memoria, que, a su vez, servirá para que nunca más se den este tipo de atrocidades.
El informe sobre la Guerra de la Triple Alianza
El informe sobre la Guerra de la Triple Alianza, elaborado por la Comisión de Verdad y Justicia del Parlasur, concluye que el Paraguay quedó gravemente afectado por la contienda. Se citan al menos 20 tipos de crímenes y el documento podría impulsar un pedido de resarcimiento.
El documento, entre otras cosas, expone las arbitrariedades que cometieron Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay durante la Guerra de la Triple Alianza.
Al menos 20 tipos de crímenes son los que fueron evidenciados durante una serie de audiencias públicas de las que participaron historiadores de distintos países y descendientes de las víctimas. Las reuniones se hicieron en Paraguay, Argentina y Uruguay, mientras que en el Brasil no fueron permitidas.
Según los cálculos expuestos en el informe, entre otras cosas, durante la guerra se exterminó al 67% de la población paraguaya, de los cuales sobrevivieron solo cuatro mujeres para cada hombre en edad reproductiva, y perdieron la vida el 92% de los padres cabeza de familia.