Chiquitunga adoptó el nombre de María Felicia de Jesús Sacramentado cuando ingresó al convento de las Carmelitas Descalzas, donde vivió sus últimos cuatro años de vida. Muchos se preguntan cómo en tan poco tiempo de vida religiosa ella logró encaminarse hacia la santidad. Quienes la conocieron, destacan que ella siempre fue una santa.
A unos kilómetros del casco urbano de Villarrica, camino a la compañía San Miguel, se sitúa el Monasterio de las Hermanas Clarisas. Allí vive la hermana María de Jesús, quien fue alumna de catequesis de Chiquitunga. Ella cree que de alguna manera las enseñanzas que le dejó la beata la encaminaron hacia la vida consagrada.
“Su sencillez, el amor hacia el prójimo, su profundo amor hacia Jesús Sacramentado. Son los principales recuerdos que tengo de ella. Nos enseñaba con dibujitos. Ella siempre tenía un guardapolvo blanco y el mismo peinado. Era una mujer muy alegre”, recuerda la hermana María de Jesús.
La religiosa comentó que constantemente le reza a Chiquitunga e incluso le pide con mucha confianza que interceda por las personas que solicitan oración a la comunidad religiosa. Las Clarisas llevan una vida de clausura permanente y de oración.
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Para la ex alumna de María Felicia, la santidad era parte de la vida de la beata paraguaya. “Ella ya ingresó al convento siendo una santa. Su vida fue y es un verdadero testimonio de santidad”, expresó.
La ahijada de Chiquitunga
Blanca Lila Mercedes Garcete, más conocida como Ña Ninón, es la ahijada de Confirmación de Chiquitunga. Ella vive en el centro de Villarrica y guarda entrañables recuerdos de la beata. “Para mí, hablar de Chiquitunga es todo un privilegio”, empezó diciendo la mujer de 77 años.
Ña Ninón define a la beata como una persona que siempre fue distinta. Destacó la humildad, la sencillez y el amor que tenía hacia los más necesitados.
“Chiquitunga ya era una santa desde joven, incluso mucho antes de ingresar al convento”, aseguró su ahijada.
Doña Blanca recuerda el último día en que vio y abrazó a su madrina:
“Ella vino a despedirse de mí cuando iba a ingresar al convento. No puedo sacarme de la mente ese día. Fue la última vez que la vi. Le dije que yo la necesitaba y ella me dijo que rezaría por mí”, detalló.
Tanto la hermana María de Jesús como Ña Ninón esperan con ansias poder participar de la beatificación de Chiquitunga. Ambas creen que es cuestión de tiempo para que la beata pase a ser la primera mujer santa del Paraguay.
Visitar a los enfermos, a los ancianos, ayudar a quienes más necesitan eran características de la mujer guaireña que este sábado será beatificada durante una celebración eucarística en Asunción.
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El legado de Chiquitunga permanece impregnado en aquellos que la conocieron y en Villarrica, Departamento del Guairá, se espera con ansias su beatificación, mientras a diario se incrementan los testimonios de personas que aseveran fueron favorecidas con algún milagro gracias a la intercesión de María Felicia.
En Villarrica existe una hermandad llamada “Chiquitunga”, que busca imitar los pasos de la beata. Además, regalan y venden recuerdos para dar a conocer a la mujer que está a un paso de formar parte de los altares.