Una denuncia recibida de algunos concesionarios de la terminal de ómnibus alegaba que un perro callejero era demasiado agresivo y atemorizaba a los pasajeros.
Cuando se visitó el lugar para confirmar los hechos, se pudo descubrir que la historia es completamente diferente.
Rubio, aunque se desconoce su nombre verdadero, pero así lo bautizaron, es un perro muy querido por los trabajadores y se ha convertido en el guardián del lugar.
Contrario a la queja inicial, son los propios permisionarios quienes se encargan de alimentar al canino y Rubio, en retribución, cuida de ellos.
Según los testimonios, el can solo persigue a las personas que presentan un comportamiento sospechoso, especialmente a los adictos que solían causar problemas en la terminal.
Así, lejos de ser una amenaza, Rubio ha contribuido a mejorar la seguridad del lugar, lo que genera tranquilidad entre los trabajadores y pasajeros.
Una historia conmovedora
Rubio, originalmente, vivía con su humano, don Narciso, en el Club Adolfo Riquelme, pero tras el fallecimiento de su fiel amigo, Rubio quedó solo.
Sin saber a dónde ir, se trasladó a la terminal de ómnibus, que se encuentra a escasos metros del club, donde encontró nuevos amigos entre los permisionarios, quienes comenzaron a cuidarlo y alimentarlo.
Los trabajadores de la terminal dijeron que el perro se ha ganado el cariño de todos.
Doña Cheli Cañete, una trabajadora del lugar, relató que Rubio es una excelente compañía, especialmente para las mujeres, quienes antes eran acosadas por adictos y personas sospechosas.
“Rubio les pone en su lugar”, comentó con una sonrisa, destacando que el perro es obediente y cariñoso con quienes lo respetan.
El administrador de la terminal, Amado Vera, también dio su testimonio, asegurando que Rubio es bien recibido por todos en la terminal.
“Su llegada fue muy conmovedora, ya que cuando falleció su amo, no tenía a dónde ir, y aquí encontró una nueva familia”, expresó Vera, reconociendo la importancia del perro en la vida diaria del lugar.