Por Marco López
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Navidad del Paraguay es, sin desmerecer a otros bellísimos villancicos, el más emblemático y el que mejor describe la tradicional celebración en nuestro país. En la historia de su concepción se encuentran llamativas coincidencias: fue creada por dos argentinos, Mercedes Jané (99) y Esteban Morábito (+), ambos se encontraban en un bar, y escribieron la letra y música en servilletas.
En esta nota, sus hijos recuerdan cómo nació esta icónica composición.
“Ella (Mercedes Jané) estaba trabajando en Santiago de Chile, era 1951 y tenía un programa en Radio Minería. Sentía una gran añoranza por el Paraguay”, relata Zully Domínguez, quien desde los 16 años vivió con doña Mercedes, a quien considera su “mamá del corazón”.
Al salir de la estación de radio fue a un bar para comer y sintió el aroma de la flor de coco. “No podía ser, porque en Chile no existe. Creo que fue la añoranza la que hizo que inventara ese aroma y así escribió Navidad del Paraguay. Tomó una servilleta y la terminó de una”, dice Zully, quien cuenta que su madre está bien, fuerte, y que el próximo año cumplirá un siglo de vida.
Al año siguiente, ya de vuelta en Paraguay, Jané le pidió a su amigo Esteban Morábito Nicolela, entonces director de una reputada orquesta de jazz de un casino asunceno, que le pusiera música.
“Mi padre era un poco bohemio, se olvidaba del pedido y ella le reclamaba”, recuerda por su parte Esteban Morábito Heilbrunn, hijo del artista fallecido en 1992.
“Pero un día, en 1952, tomando un café en el Bolsi, vino lo que él llamaba inspiración, entonces sacó el poema de Mercedes, comenzó a silbar una melodía y a rayar un pentagrama en una servilleta. Escribió las notas ahí mismo y luego fue hasta la casa de música Villadesau, donde compró un pentagrama y transcribió sus notas. Las pasó en limpio y se la entregó a Mercedes”, sostiene Morábito al recordar los relatos de su padre.
Tuvieron que pasar casi 10 años hasta que en 1961 los Tres Sudamericanos incluyeran en su disco de 12 villancicos a Navidad del Paraguay, en una versión que se convirtió en un himno y que aún es capaz de “llenar el corazón de emociones cuando la escuchamos”, coinciden Domínguez y Morábito.
“Mi padre creía que era uno de los peores villancicos que había escrito”
Esteban Morábito Nicolela, autor de la música Navidad del Paraguay, era una talentoso compositor y un bohemio. "Él pensaba que este era el peor villancico que había escrito, porque escribió varios, yo tengo las partituras, solo que no se conocen porque no le interesaba publicarlas”, dice su hijo, Esteban Morábito Heilbrunn, quien recuerda cómo su padre se disgustó cuando se enteró que había comenzado a tomar clases de violín, impulsado por sus abuelos alemanes. “El viejo supo que estaba estudiando violín, y como mis padres estaban separados, él podía visitarnos dos veces por semana, solo que en esta ocasión omitió ese acuerdo y apareció un día cualquiera, tocó el timbre, le abrí la puerta y me dijo con tono cabreado: ‘Dejá inmediatamente el instrumento, vos sos un Morábito, te vas a apasionar con la música igual que yo, y vas a ser un seco igual que yo. Tenés que ser comerciante como tu abuelo’. Y yo le hice caso, por eso me llevó mucho tiempo ocuparme de las partituras de mi viejo, que las llevo guardadas muy celosamente”, relata el actual vicepresidente de la Cámara de Anunciantes del Paraguay.
El empresario espera que en el futuro se puedan publicar las composiciones de su padre. “Pero primero tengo que juntarme con un músico para ver todas las partituras que dejó, para luego ver la forma de darlas a conocer”, agrega.
Esteban Morábito Nicolela fue uno de los 14 hijos que tuvieron en Argentina el músico italiano Cándido Morábito Cocco y la descendiente de inmigrantes napolinatos Clorinda Nicolela Tucci. Don Cándido era un director de orquesta italiano que fue contratado por la Municipalidad de Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, para tocar con sus músicos.
Obligó “a cachetazos” –según Morábito Heilbrunn– a estudiar un instrumento a sus siete hijos varones, de los cuales tres destacaron y tuvieron sus propias orquestas.