En su editorial dominical Desde la Fe, la arquidiócesis de México recordó casos como el asesinato de una cajera durante un asalto, en el occidental estado de Michoacán, la aparición de una veintena de cuerpos en una camioneta, el asesinato de un joven asaltado en la calle y la muerte de un niño que fue baleado al resistirse a ser secuestrado.
“Estos casos nos golpean directo a la sociedad, no es posible voltear hacia otro lado, pues sus hechos mismos son tan indignantes que nos obligan a hablarlos”, apuntó la Iglesia.
Lamentó que, a su parecer, el prójimo “ya no tiene el mismo valor”, y criticó que se ha ido perdiendo en la medida en que “nuestras comodidades y el hambre de tener dinero y poder siguen creciendo”.
“No es que las comodidades sean malas, al contrario, pero no podemos seguir alimentando el egoísmo en el afán de la búsqueda del éxito”, expuso.
Señaló que el egoísmo se alimenta con políticas del “descarte” como el aborto y la eutanasia.
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“Ambas situaciones tienen algo en común además de la muerte que conlleva de un ser humano, es que deshacerse de ese ser humano ya sea en desarrollo o enfermo, genera un “bienestar” social, evita problemas para terceros, y evita sufrimientos a quienes son eliminados”, argumentó.
Criticó que el resultado como sociedad “lo estamos viviendo, cuando la vida humana puede ser desechada por su condición de deseada o no, de ‘digna’ o no; también puede ser desechada en el pensamiento colectivo, cuando estorba a un plan de enriquecimiento, de control territorial, o incluso por cuestiones de ‘desarrollo personal’”.
En este contexto, invitó a la sociedad a reflexionar sobre la importancia del respeto a toda vida y pidió dejar de pensar que temas como el aborto o la eutanasia son decisiones personales que no afectan hasta que se les tiene cerca.
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También invitó a los servidores públicos, especialmente a los recién electos, a no promover políticas públicas que, buscando generar un bien, terminan “generando desprecio hacia los seres humanos no deseados”.
Finalmente, también invitó a todos los fieles católicos a orar y actuar por el respeto a la vida humana y por la conversión de todos aquellos que han atentado o están en peligro de atentar contra una vida humana.
“Y a actuar, ofreciendo alternativas, consuelo, cuidados y acompañamiento a todas aquellas personas en situación vulnerable, para que puedan vivir dignamente, antes que pensar en la muerte propia o de un tercero”, enfatizó.
EFE