30 abr. 2025

La inseguridad reina en las calles y la Policía está atrapada en la corrupción

Los casos de violentos asaltos son el pan de cada día y las autoridades de seguridad no encuentran un dispositivo que sea efectivo para prevenir el flagelo. La ciudadanía de bien es la que más sufre.

Para las nuevas autoridades del gobierno, la sensación de inseguridad aumentó, de manera categórica y los hechos rutinarios de asaltos y robos dan certeza de esta realidad.

Los delincuentes no dan tregua a la ciudadanía y pese a los recientes cambios de autoridades en la Policía Nacional no se siente en las calles la implementación de un dispositivo preventivo que dé resultados.

La cosa sigue igual, la inseguridad reinante, y la ciudadanía es la que sufre; mientras, los policías siguen involucrados en vergonzosos hechos de corrupción.

Por tomar un caso, recientemente, un llamativo hecho ocurrió en Britez Cué, Departamento de Canindeyú, que desnuda las falencias que tiene la Policía en sus filas.

Un grupo de seis efectivos policiales fueron atacados y todos obligados a ponerse cuerpo a tierra por el supuesto capo narco Felipe Santiago Acosta Riveros, alias Macho, y unos cuarenta matones armados.

Los uniformados afirmaron que estaban realizando un operativo cuando fueron atacados; sin embargo, los agentes no registraron en acta dicho procedimiento, por lo que son investigados por supuesta extorsión policial. Es decir, los policías fueron a apriete al líder de una estructura criminal. Incluso, alias Macho, desde la clandestinidad, acusó de extorsión a un subjefe policial. “Ese problema hizo todo (Juan Carlos) Valenzuela, subjefe de Investigación. Hace un año atrás, él estaba acá como jefe de Crimen Organizado. Me pidió mucha plata, le di G. 150 millones aquella vez y me dejó en paz”, dijo en su relato enviado a Telefuturo, en un video.

También existen otros casos recientes de policías que se vieron involucrados en extorsiones, pedidos de coima, asaltos y procedimientos irregulares, mientras la ciudadanía padece de la acuciante inseguridad.

Los altos índices reflejan el casi nulo accionar de la fuerza de seguridad y la falta de un sistema preventivo que logre disminuir los hechos delictivos.

Una de las apuestas del nuevo gobierno es la ampliación de más agentes policiales del Grupo Lince.

El propio ministro del Interior, Enrique Riera, dijo que sus intención es triplicar el personal de dicha unidad.

No obstante, aguardar por la capacitación y dotación de mayor personal policial motorizado para devolver la sensación de seguridad en la sociedad llevará su tiempo, y la ciudadanía ya exige respuesta. Los asaltos no cesan y los casos cada vez se tornan más violentos.

Los trabajadores, comerciantes y estudiantes a diario son víctimas de asaltos callejeros, siendo interceptados cuando van a su lugar de trabajo o vuelven cansados a sus hogares.

Las calles cada vez son más peligrosas y las personas salen de sus casas con el “Jesús en la boca”, sin saber qué pueda pasarles a la vuelta de la esquina.

29.000 uniformados, entre hombres y mujeres, en cifras redondas, mantiene en sus filas la institución policial.

1.380 uniformados oficiales y suboficiales egresan anualmente de la Academia de Policía, y unos 400 pasan a retiro.

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