Creada en 1986 por iniciativa del papa Juan Pablo II, este evento se celebra cada dos o tres años y se articula alrededor de eventos festivos, culturales y espirituales, con conciertos, debates, plegarias.
Después de pasar unas jornadas repartidos en distintas diócesis de varias regiones del país, jóvenes de los cinco continentes se darán cita del 1 al 6 de agosto en la capital portuguesa.
Unos 16.000 efectivos de seguridad, protección civil y urgencias médicas se desplegarán para la ocasión, y varias líneas y estaciones de metro cerrarán, un desafío para esta ciudad de 550.000 habitantes muy frecuentada por los turistas en la temporada estival.
Con algunos momentos álgidos como la ceremonia de acogida del Papa el jueves y el camino de la cruz el viernes, la semana culminará con una vigilia presidida por Francisco el sábado por la noche y una gran misa final el domingo.
El Pontífice abordará cuestiones importantes para las nuevas generaciones, como el cambio climático, las redes sociales o las violencias sexuales contra menores en el seno de la Iglesia Católica.
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Aunque lo promueva la Iglesia Católica, el encuentro está abierto a jóvenes de otras confesiones.
Después del éxito de las dos reuniones de jóvenes en Roma en 1984 y 1985, el papa polaco Karol Wojtyla creó oficialmente en 1986 la JMJ que combinan iniciativas descentralizadas y grandes encuentros masivos.
Después de esa primera edición en Roma, le tocó el turno a Buenos Aires (1987), Santiago de Compostela (España, 1989), Czestochowa (Polonia, 1991), Denver (Estados Unidos, 1993), Manila (Filipina, 1995), París (Francia, 1997), Roma (Italia, 2000), Toronto (Canadá, 2002), Colonia (Alemania, 2005), Sídney (Australia, 2008), Madrid (España, 2011), Río de Janeiro (Brasil, 2013) y Cracovia (Polonia, 2016).
Las ediciones con una mayor afluencia fueron Manila (5 millones), Río (3,7 millones) y Cracovia (3 millones).
Fuente: APF.