En Paraguay, las medidas restrictivas iniciaron el 10 de marzo de este año, con los primeros casos de la enfermedad. Diez días después, las fronteras y el aeropuerto ya estaban cerrados, dejando a muchos compatriotas que se encontraban de viaje sin la posibilidad de retornar.
Miles de paraguayos que estaban trabajando o estudiando en diferentes partes del mundo tuvieron que volver debido al cierre de las fuentes de trabajo y la suspensión global de clases presenciales.
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Desde la Dirección Nacional de Migraciones informaron que desde el 24 de marzo al 23 de diciembre ingresaron al país 109.176 connacionales. En el mismo periodo de tiempo, salieron unos 77.916 aproximadamente. Es decir, más de 31.000 compatriotas regresaron y no volvieron a salir de Paraguay.
Cuatro días varado en un puente
Uno de ellos, de nombre Hernán, contó a Última Hora que se encontraba trabajando en São Paulo, Brasil, como cortador de ropas y que al regresar se topó con la realidad de que las fronteras estaban cerradas. Recordó que el propio Gobierno pidió a los compatriotas no retornar al país, por la falta de albergues disponibles.
Hernán tuvo que quedarse cuatro días en el Puente de la Amistad, ante la falta de lugares disponibles en los albergues.
“Yo estaba trabajando en São Paulo, era cortador de moldes de ropa, después vine acá, me tuve que quedar cuatro días en el puente (de la Amistad). Luego me pasaron otros tres días más en el edificio de la Aduana. Ahí queríamos comprar cosas para la higiene personal, les pedíamos a los militares y no nos traían nuestros vueltos”, relató.
También recordó que del lado brasileño había personas que le acercaban comida en una combi, como también algunos compatriotas.
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“Yo me quedé cuatro días en el puente. Algunos estaban 11 días ahí y recuerdo que algunos venían y pagaban y pasaban directo al albergue. Si vos estabas apurado tenías que dar 600 reales y cada vez que venía un bus te subían”, recordó.
De igual manera, describió los días que le tocó pasar y el trato que recibió. “El día que llegué había lluvia, algunos militares nos trataban bien y otros mal. El clima en el puente era tenso. Algunos querían pasar a la fuerza. Los más calladitos eran víctimas y no les hacían caso y pasaron 11 días ahí. Éramos unos 60 hombres, prácticamente, no teníamos nada, nuestras maletas, a algunos sí nos dieron frazadas, pero a la mayoría no les alcanzó”, relató Hernán.
Dejados a su suerte
El ministro de la Secretaría de Desarrollo para Repatriados y Refugiados Connacionales, Édgar Ruiz Torres, comentó a Última Hora que 5.300 compatriotas fueron subsidiados para retornar al país, ya que no contaban con los medios económicos y se encontraban en situación de vulnerabilidad.
A la fecha, especificó que casi ya no tienen casos de asistencia a compatriotas o son muy puntuales y guardan relación con extrema vulnerabilidad.
Muchos compatriotas tuvieron que pasar por muchas dificultades para retornar, como los que estuvieron varados hasta casi dos semanas, en algunos casos, en el Puente de la Amistad.
Otro de los relatos es el de don Heleno, quien fue a visitar a sus familiares en Argentina en enero y tenía que regresar en marzo, ya que vencía su entrada al país de 90 días.
“Ingresé en Argentina en enero y fui de visita para volver antes de que venza mi entrada al país. Tenía boleto para el 21 de marzo y desde ese entonces me quedé ahí varado. Por suerte estuve en la casa de mis parientes, pero pasaron días y meses. De momento se pensó que sería un mes, de tanto insistir, llamando al Consulado en Argentina, me anoté con destino a Alto Paraná; de tanto insistir, me salió en agosto recién el viaje”, contó.
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También especificó que por suerte no pasó hambre, pero que muchos compatriotas con los que tenía contacto pasaron muy mal, ya que vivían en alquiler y tenían que salir. El hombre incluso llevó a un compatriota a la casa de su tía, sin siquiera conocerle.
Don Heleno criticó la desidia del Gobierno, la falta de respuestas del gobernador de Alto Paraná y el intendente de la ciudad, quienes no les hicieron caso a sus reiterados pedidos para poder retornar y terminaron bloqueándoles las llamadas.
La incertidumbre del retorno
La compatriota Lorena Ayala relató a Última Hora que fue a Barcelona, España, en setiembre del 2019, para cursar una maestría en Dirección Financiera y Contable, que duraría un año. Nadie esperaba que a los seis meses, en marzo, se desatara la pandemia del coronavirus, que inicialmente golpeó con más fuerza a Europa.
Lorena contó que cuando se empezó a complicar la situación sanitaria en el continente España decretó las primeras medidas de confinamiento, por lo que ella tuvo que seguir la maestría a distancia, como también una pasantía laboral a diez días de haber empezado.
Posteriormente, tres meses después, sin posibilidades de que cambie la situación en el país europeo, decidió regresar a Paraguay, tras ser contactada por la Embajada paraguaya en España. Le comunicaron que había un vuelo de repatriados, el cual finalmente fue cancelado por la falta de lugares disponibles en los albergues.
“No te niego que la desilusión fue enorme, porque había demasiada ansiedad, demasiada incertidumbre, yo soy asmática y soy alérgica y el miedo al contagio lejos de mi familia sin saber qué podía pasar, el miedo de contagiarle a la persona mayor con la que vivía”, relató.
Detalló que fue incluida posteriormente en un vuelo de Boarding Pass que contaba con el apoyo del Gobierno. “Nos volvieron a llamar y decidimos venir, dejar el sueño con tanto sacrificio, porque invertí mi vida en esta experiencia, es una inversión que voy a seguir pagando por mucho tiempo, aun así no me arrepiento de haber tomado ese vuelo”, afirmó.
La paraguaya mencionó que fue una experiencia aterradora porque no se sabía demasiado sobre la enfermedad ni sobre las maneras de contagio. Ante tanto desconocimiento, la ansiedad y el miedo se apoderaron por momentos de ella, hasta que llegó a Paraguay. El cariño de la familia y amigos fue el bálsamo que necesitaba.
Trato a migrantes, motivo de reclamos al Estado
La organización Amnistía Internacional denunció la violación de los derechos humanos de miles de personas que se encontraban encerradas en centros de cuarentena obligatoria por la pandemia del coronavirus, tanto en Venezuela, El Salvador como Paraguay.
Amnistía señaló que los centros de cuarentena eran instalaciones improvisadas en almacenes o estadios deportivos, que no contaban con las condiciones de salubridad. Unos meses después, Paraguay decidió levantar la obligatoriedad de la cuarentena.
En dicho contexto, 22 niñas y adolescentes que eran víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual y laboral en Brasil fueron abandonadas en la frontera durante la pandemia.
La titular del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, Teresa Martínez, había mencionado que la mayoría hacía trabajo esclavo en fábricas de São Paulo o en el servicio doméstico.
Lo Coordinadora de los Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) llegó a calificar de inadmisible la situación de los compatriotas que estuvieron varados en el Puente de la Amistad y solicitaba al Gobierno que garantice el ingreso ágil y una cuarentena segura para todos.
Codehupy criticó la retención de personas “en condiciones incompatibles con la dignidad humana, aglomeradas y con riesgo de un contagio masivo”