Más allá de las distintas versiones que se tejen en torno a este episodio, se puede interpretar que la liberación del joven Adelio fue una conquista que ha sido obtenida más por la presión ciudadana, a través de una solidaria y constante movilización en apoyo a las víctimas y a sus familiares, antes que a una tarea eficaz de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC).
En ese sentido, ha sido especialmente significativa la acción emprendida por las comunidades indígenas Paî Tavyterã del Amambay, en apoyo a uno de sus miembros.
En particular se debe destacar la determinación demostrada por los integrantes de esta etnia, especialmente por grupos de mujeres, de ingresar al monte en busca de los secuestrados, como efectivamente lo han hecho en dos ocasiones, comprobando la existencia de restos de un precario campamento en donde habrían permanecido los criminales y sus víctimas, que ha merecido el elogio y el respaldo de la opinión pública, en contraste con las reprobaciones ante los escasos y pobres resultados logrados por la FTC.
La postura crítica de la mayoría de los líderes y miembros del pueblo Paî Tavyterã ante la acción armada criminal del EPP tiene un importante efecto mediático en contestación a la propaganda de los delincuentes, quienes buscan hacer creer que encarnan las reivindicaciones de los nativos a través de una supuesta Brigada Indígena, a la cual se atribuyen los últimos secuestros.
Esta versión es desmentida de manera determinante por líderes Paî Tavyterã como la perita en lingüística indígena Digna Morilla, quien desde un primer momento desautorizó que los integrantes del EPP puedan hablar en nombre de su pueblo y los acusó de reclutar de manera forzosa e ilegal a jóvenes nativos, muchos de ellos menores de edad.
Las posturas de las comunidades indígenas y campesinas que condenan enérgicamente los secuestros y que desmienten que el EPP represente sus demandas sociales y políticas constituyen una derrota política para los delincuentes. Los organismos del Estado deben tener en cuenta esta situación y trabajar más de cerca con estos sectores, que en gran medida siguen sufriendo el abandono y el olvido por parte del Estado.
Más allá de las críticas concretas al deficiente accionar de las fuerzas de seguridad, y en particular a la FTC, en la prolongada lucha –hasta ahora sin resultados notables– contra el EPP, es importante que la ciudadanía se mantenga unida en la activa solidaridad con las víctimas de los secuestros y en el repudio a los secuestradores, para lograr desactivar más temprano que tarde a este flagelo que azota al país.