19 sept. 2024

La lucha por un bosque

¿Cuándo fue la última vez que disfrutamos de un espacio verde en nuestra ciudad? A veces, la vorágine de la vida cotidiana impide detenerse a respirar un poco de aire (lastimosamente impuro, por la cantidad de quemas). Si bien no existe una indicación específica sobre la cantidad de metros cuadrados de zonas verdes por habitantes, el consenso generalizado a nivel internacional es el de alrededor de 10m2. Lo que sí está claro es que los espacios verdes son esenciales para nuestra salud.

Cuando Asunción fue declarada como “Capital Verde de Iberoamérica para 2015”, en el marco de la XVI Asamblea Plenaria de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), se mencionó que cuenta con 45,38 m2 de áreas verdes públicas y privadas por habitante. ¿Cómo contabilizamos las áreas privadas si es un espacio al que no todos tienen acceso? Esta cifra es engañosa ya que incluye áreas privadas, inaccesibles para la mayoría.

Esto nos lleva al tema central de hoy: la lucha por el Bosque San Vicente. Desde inicios de este año, una comunidad de vecinos se encontró con dos sorpresas: primero fue el cercamiento de una zona arbolada. Al investigar, se encontraron con que allí se proyectaba un espacio comercial. La segunda sorpresa: los árboles se talarían.

El barrio San Vicente, con más de 15.000 habitantes, no cuenta con suficientes parques o plazas. Las pocas existentes son pequeñas y muchas veces oscuras o abandonadas. Según registros comunitarios, el predio cuenta con 11.449,41 m2; mientras que la Municipalidad lo clasifica con menos de 10.000 m2, lo que podría ser un intento de evitar su clasificación como bosque urbano bajo la Ley Deforestación Cero.

Por otro lado, el bosque está a menos de 30 metros del arroyo Ferreira y actúa absorbiendo el agua de escorrentía. Aún no se sabe cómo se podría solucionar en caso de que el cementado del espacio implique futuras inundaciones. Se trata de un espacio que actúa como un corredor verde que cuenta con su propio ecosistema; no solo mejora la biodiversidad local, sino que también ayudan a mitigar los efectos de la urbanización, como las inundaciones y la contaminación del aire.

Al enterarse del proyecto la comunidad de vecinos quedó impactada. Decidieron organizarse. El primer paso fue denunciar a la Fiscalía del Medio Ambiente: Los árboles, muchos de ellos centenarios, debían ser protegidos y la propiedad, correctamente medida.

Pero el desafío era mucho más grande: La protección debe estar garantizada. Por eso, nació un proyecto de ley expropiación con el objetivo de instalar allí un verdadero parque al cual todos los vecinos y vecinas puedan asistir. Pero, tras la aprobación por unanimidad en Diputados de la expropiación de un inmueble para destinarlo como parque público en el barrio San Vicente, en el Senado se rechazó con 15 contra 17 votos.

El proyecto entonces volvió a la Cámara de Diputados. Tenían fecha para tratar el 27 de agosto y dejaron sin quórum la sesión. Mientras tanto, los vecinos siguen luchando por un parque que necesitamos todos. ¿Dejaremos que el cemento prevalezca sobre el verde o tomaremos acción para proteger nuestros espacios naturales?

Más contenido de esta sección