La extrema desigualdad en el acceso a la tierra en el Paraguay tiene importantes consecuencias para la población campesina y para los habitantes en las ciudades.
En primer lugar, se debe señalar que ha generado fuertes movimientos migratorios hacia los países vecinos, especialmente a la Argentina, desmembrando familias en un país que se ha declarado a favor de la familia en diversas ocasiones y acontecimientos.
Por otro lado, la expulsión de población hacia las ciudades y sus áreas metropolitanas tiene otras consecuencias; presiona a los servicios públicos cuya ampliación no logra adaptarse al mismo ritmo que la migración y al mercado laboral que va generando un gran conglomerado de jóvenes y adultos en ocupaciones precarias como cuidacoches, limpiavidrios, vendedores ambulantes, entre otros, generando el rechazo de una parte de la ciudadanía que no logra procesar los vínculos entre el acaparamiento de tierras y los fenómenos sociales y económicos que ocurren a su alrededor.

La falta de reforma agraria se siente día a día en los precios de los alimentos.
En la última década, los gobiernos han abandonado al sector agrícola de múltiples maneras, lo que tiene consecuencias no solamente en la economía rural sino también en la urbana. Porque mientras el sector productor de alimentos entra en crisis por la falta de apoyo en infraestructura debido a la crisis climática, en las ciudades se elevan los precios de manera constante. Esto sucede desde hace más de una década, y va deteriorando la capacidad adquisitiva.
A esta situación se agrega el contrabando, cuyos efectos destruye el sustento económico de innumerables familias, y, por otro lado, se erosionan los cimientos morales de la Nación, ya que una parte de los trabajadores logra subsistir gracias a este fenómeno, mientras que políticos, empresarios y autoridades aumentan su riqueza gracias a la corrupción público-privada.
Pero las causas y consecuencias del problema de la tierra en Paraguay no se limitan al ámbito económico.
El mayor problema es en el ámbito de la política y del sistema de Justicia por los altos niveles de corrupción histórica que trae aparejado.
La desigualdad de la tierra en Paraguay tiene como principal determinante la apropiación indebida lo que genera conflictividad y corrupción a niveles extremos e insostenibles en el marco del Estado de derecho lo que hace que ya no solo sean las tierras campesinas el objeto de disputa, sino también las tierras indígenas que ancestralmente les ha pertenecido.
La impunidad se traslada también al uso de la tierra.
La deforestación y la contaminación hace que nuestro país muestre indicadores comparables a nivel internacional que son vergonzosos, pero eso es lo de menos. Lo más grave es el deterioro ambiental que le estamos dejando como herencia a las generaciones presentes y futuras.
Las demandas campesinas obligan a poner en el debate no solo los problemas económicos, estructurales que sufre nuestro país, sino también la imbricación del problema de la tierra en el sistema político y judicial.