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Así como es: expresiva, carismática, espontánea y sonriente, llegó a la Redacción de Última Hora la cantante paraguayo-brasileña Ermelinda Pedrozo –más conocida como Perla–, para compartir la alegría que le produce estar en el país con familiares y amigos. Además, recuerda cómo se inició en el arte hace 45 años.
Con la gracia que la caracteriza, manifiesta que se siente muy feliz por tener la oportunidad de volver a cantar frente al pueblo paraguayo (participará esta semana en el Festival Ykua Salas de Itacurubí del Rosario) y tener la dicha de compartir estos días con familiares y amigos en su querida Caacupé, de donde es oriunda.
“La música es como un remedio para mí, por eso no preciso casi de médico. Vivo cada canción que canto”, asegura la artista que hace 45 años emigró al Brasil para cumplir el sueño de ser una gran “cantora”. Tenía 21 años cuando comenzó a interpretar temas como Recuerdos de Ypacaraí, India, Mercedita, Letanía, entre otros. “Les sorprendía la potencia de mi voz, decían que yo era una orquesta, o me llamaban ‘la Pavarotti de pollera’”, manifiesta Perla.
Como era de esperarse el inicio estuvo lleno de obstáculos: fue discriminada por ser mujer y latina. “Me decían india y yo decía, ‘sí, soy india, con orgullo’”, enfatiza.
El frío, el hambre y la añoranza por su familia se hacían fuertes, pero Perla no cedió. Así se fue abriendo paso hasta que el éxito llegó en la década de 1970 con el cover del grupo Abba, Fernando, y la consagración definitiva, con Comienza a amanecer, en 1981.
Explica que es un gran orgullo difundir en el Brasil la música paraguaya, a través del guaraní. Otra característica que marca sus presentaciones es que le encanta poder interactuar con el público.
Su mánager y hermana, Stella Pedrozo, acota que Perla “es muy espontánea, tanto que a ella se le prepara una rutina de presentación y termina haciéndola como quiere”.
HOMENAJE En vida. El próximo 24 de febrero será homenajeada en el local de Adrián Barreto, en San Lorenzo. “Me gusta ser homenajeada en vida, no quiero después de muerta”, manifestó sonriente.
Perla se considera una persona de fe y cree firmemente que tiene un objetivo que cumplir. “Tengo una misión en esta vida. En el escenario, Dios me guía”, comenta emocionada y agrega que el pelo negro y largo que lleva casi de forma inmutable desde hace décadas, lo mantiene así porque alguna vez se le prometió a la Virgen de Caacupé.
La exitosa morena grabó 57 discos en su dilatada y exitosa trayectoria. Sin embargo, prefiere la tranquilidad de su pueblo natal a los hoteles de gran lujo. “Me gusta estar en Caacupé, disfrutar del contacto con la naturaleza, los árboles, el arroyo donde yo crecí y compartir con mis familiares y amigos”, asegura.
Festival. Otro motivo de felicidad es su participación, por primera vez, en la XXII edición del Festival Ykua Salas de Itacurubí del Rosario. Expresó que para ella estar en este festival es equivalente a recibir un Grammy en su vida. Cuenta que el festival tendrá un brillo muy especial porque compartirá con grandes artistas paraguayos. Se asombra cuando escucha que es una estrella internacional, porque está más cómoda y feliz cantando en los festivales. “La sencillez de mi pueblo y su gente es lo que amo, por eso me gusta mucho cantar en los festivales, porque ahí puedo sentir el cariño de la gente. Y creo que la gente siente mi cariño hacia ellos”, sentencia.