“Hemos terminado esta operación con éxito”, dijo Rich Burns, el director de ese proyecto de la NASA, en una conferencia telefónica.
El brazo colector de la sonda había recogido un gran volumen de polvo y fragmentos rocosos durante un contacto de unos segundos la semana pasada con Bennu. Pero días después se descubrió que el compartimento colector no cerraba correctamente y los fragmentos escapaban al espacio, poniendo en peligro toda la misión lanzada en 2016.
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En un procedimiento de emergencia, el brazo transfirió este martes su carga en una lenta operación (alrededor de 36 horas) a la cápsula fijada al centro de la sonda, y la tapa de la cápsula se cerró con éxito, según imágenes de alta calidad transmitidas por Osiris-Rex.
A esa distancia, cada paso de la operación tomaba dos horas, según Sandra Freund, de Lockheed Martin, ya que cada mensaje demoraba 18,5 minutos en llegar a la Tierra y el equipo quería verificar el resultado de cada acción antes de enviar la orden de la siguiente.
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Osiris-Rex partirá de los alrededores de Bennu en marzo de 2021, y aterrizará según lo previsto el 24 de septiembre de 2023 en el desierto estadounidense de Utah.