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Reinventarse no es cosa sencilla en un mundo tan acelerado y de producciones desechables y en serie. Y es esta una de las cualidades del cantante nacional Ricardo Flecha, quien como niño inquieto pareciera que no deja de introducirse cada cierto tiempo en universos diversos, con su canto, timbre de voz y amor por el guaraní; con sus convicciones y esa curiosidad por lo notable de las raíces que nos forman como pueblo y cultura. Y el espectáculo Ricardo Flecha canta a Silvio en clave guaraní, realizado el jueves último, fue una muestra de ello.
En un show cuidado al detalle, con sonido y luces de alta calidad –algo siempre ponderable en nuestro medio, en donde la mayoría de los conciertos caen por problemas de audio– y con músicos de primer nivel, como Óscar Fadlala y Pinchi Cardozo Ocampo, entre otros, Flecha ofreció canciones del gran cantautor cubano Silvio Rodríguez, en guaraní y castellano.
El ex Juglares se conectó de manera admirable con el público, que esa noche llenó la Sala Moliere de la Alianza Francesa; el mismo escenario en donde 32 años atrás interpretara Mariposa, haciéndolo conocer, gracias a un cassete traído de México –según contó– por el compositor paraguayo Carlos Noguera, a quien Ricardo calificó de “su mentor”. Pequeña serenata diurna y Ojalá, abrieron el show. Le siguieron La gota de rocío, Sueño con serpiente, con fascinante arreglos de percusión y el clásico Unicornio, con el título de Che rendami hovy, entre otros.
La noche estuvo llena de aplausos y agradecimientos, como a Fernando Robles, responsable de las traducciones de los temas que componen el disco presentado en la ocasión, junto a los realizados por Félix de Guarania.
Fue un concierto con aires íntimos, colmado de amigos y de admiradores, en donde todos cantaban en voz baja cada canción de Silvio, que de la mano de Flecha, por momentos se transformaba en un paraguayo de tierra adentro que en perfecto idioma nativo llenaba de utopía y hermosas metáforas la velada.
El concierto cerró con la fuerza de la notable composición La Maza, en donde la conexión con la gente fue total, y los atributos vocales de Ricardo se expusieron a plenitud.
“Hay que cantar con libertad, a tiempo y sonriendo”, señaló Flecha como despedida, parafraseando a Silvio y exponiendo una convicción que vale para todo artista que hace del canto, no solo un medio de vida, sino un compromiso y una forma de comunicar, provocar y seguir buscando ese Unicornio que parece inalcanzable, y que no es más que la expresión del deseo de infinito que guarda profundo el corazón de todo ser humano.